𝐋𝐄𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐐𝐔𝐄 𝐐𝐔𝐈𝐄𝐑𝐎 𝐁𝐄𝐒𝐀𝐑

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Dax.

 El fuerte sonido de la lluvia me despierta, asomo el rostro por entre las cobijas viendo el reloj de noche, este apunta a las cinco de la mañana, me giro justo al tiempo para ver como mi cama esta vacía un rastro de decepción me inunda un poco pero decido ignorarlo, las sabanas están desordenadas como el claro recuerdo de lo que paso anoche, ella moviéndose contra mi y la manera en que me dejo tocarla y marcarla hace que sonría. 

Una prenda destaca en los bolsillos de mi pantalón, su sostén, uno de color blanco de encaje no muy grande y no muy chico, el tamaño perfecto para cubrir sus pechos, no recuerdo a que hora se marcho, me levanto para ir al baño y casi doy un golpe en seco por instinto cuando la veo, ella esta lavándose los dientes, tiene solo la blusa puesta con sus bragas.

 —Pensé que te habías marchado — le digo. 

—¿Querías que me fuera? — me pregunta. 

Se talla los dientes con el cepillo hasta que sale espuma de su boca, ella se la limpia y yo me carcajeo por la manera en que lo hace. 

—¿De que te acuerdas puerca? 

Ella pone los ojos en blanco evitando una sonrisa, veo como se agacha y su trasero se nota mas, paso para tomar también mi cepillo y la pasta de dientes, pongo mirada inocente cuando mi entre pierna toca su trasero. 

—No vamos a tener sexo otra vez Dax — me dice apartándose. 

Toma una toalla y se mete a la ducha recorriendo la puerta de plastico borrosa, me quedo viendo como entre la borrosidad se alcanza a ver como se quita las bragas y la blusa, aparto la mirada mientras trago saliva. 

—¿Tienes clases hoy? — pregunto. 

—Es domingo Dax. 

Que pendejo

La regadera suena dando por entendido que el agua empezara a salir.

 —¿Entonces a donde iras? — le pregunto.

 Escucho la tapa del shampoo abrirse y veo como pasa sus manos en su pelo largo. 

—¿Te interesa? 

Paso la lengua por mis labios tratando de calmarme, pero cuando suelta una risita no puedo evitarlo y abro la puerta de platico y a ella no le da tiempo de taparse o reaccionar porque yo ya estoy adentro con ella. 

—Eres un gilipollas — me dice.

 —Eso mismo dijiste cuando te vi semi-desnuda la primera vez. 

Cubre sus pechos con sus brazos pero no puede cubrir su intimidad, sus ojos azules grisáceos me miran con enojo y evita mirar mi entrepierna. 

—Esa vez no tenia tantas ganas de pegarte como ahora. — me dice. 

Entro al agua dejando que mi cabello y mi cuerpo se empape, las gotas caen en todo mi cuerpo y entre abro los labios, no es la única que puede provocar. 

—¿Entonces quieres pegarme? — le pregunto dándole la espalda.

 Por su bien de lo contrario esto terminara en posiciones no tan aptas para el publico.

 —Si ¿Sabes que te odio no? 

Niego con la cabeza mientras embarro el jabón por mi cuerpo, me baño como quiero y como siempre cerrando los ojos para evitar pensar que tengo una chica de ojos azules desnuda atras mío mirándome la cola. 

—El odio es un sentimiento, es una pasión, puedo vivir con ello mi lectora. 

---¿"Mi"? 

Estiro la mano hacia el acondicionador que esta justo detrás de ella.

El libro que jamás seremos [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora