𝙴𝙻 𝚁𝙴𝙻𝙰𝚃𝙾 𝙳𝙴 𝙻𝙾 𝙾𝚂𝙲𝚄𝚁𝙾

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El destino tiene el control de nuestras vidas, es curioso que ni nosotros mismos tengamos el completo control de nuestras vidas.

Es como en los libros, los escritores tienen el poder de sus personajes, los hacen tan felices o miserables como quieren, y al final ellos sufren y nosotras como lectoras sufrimos con ellos. Esa es la conexión con alguien encerrado entre letras y alguien que lee esas letras para escapar.

Yo no tengo el control de mi vida, pero no significa que me quede de brazos cruzados esperando lo peor, puede que no sepa que vaya a suceder pero puedo mover lo que yo quiera para que lo que vaya a suceder, no me joda.

—Escuchame, una vez que entres a ese lugar perderás conexión, intentaré hackear las cámaras de seguridad pero no prometo nada.

El ruido de las teclas se esparce por la habitación creando una tensión increíble, Max observa su computadora tratando de buscar algo que me ayude cuando me meta a la boca del lobo, quisiera tranquilizarlo pero sabemos que nada tranquilo sucederá.

—Si tienes que decir algo hazlo ya —murmuro al chico de ojos negros.

—Lo que sea que diga no te detendrá — dice Danger con los brazos cruzados— Pero tengo que pedirte algo.

Me siento en la cama de Dax, al hacerlo puedo sentir su aroma entrando a mi nariz, y por un momento quisiera quedarme a dormir ahí, volver a la Heather despistada lectora que tenía un poco de cliché con su compañero de habitación.

—Déjame matarlo—pide

Bajo la mirada a mi manos, los nudillos están rojos de las tantas veces que me los he pellizcado por los nervios, esta vez vuelven a ponerse más rojos cuando los nervios me vuelven a gobernarme.

Unas hojas caen a mis pies, son fotos de Dax subiendo a la camioneta de ese hombre, fotos de él atrapando a una de las chicas que desaparecieron.

—No tienes que mostrarme esto... —Empiezo.

—Lo hago para que dejes de ser tan ciega y te des cuenta que ese compañero tuyo...

—Ya lo sabía — corto — Lo supe dos semanas después de conocerlo ¿Te crees que no investigue a mi compañero de habitación? ¿Cuántos años crees que tengo?

Siento como Max se tensiona cuando Danger se acerca a él, no lo culpo, la verdad yo también le temería a una persona como Danger.

—Y si lo sabías ¿Por qué seguimos teniendo contacto con él? —me pregunta.

—Era una estrategia...

—¿Estrategia? ¿Estrategia para que? ¿Para tenerlo entre tus piernas o...?

—¡Cierra la boca! —grita Max sorprendiendome —Llegas aquí y te plantas a matar a alguien sin saber nada, ¿Conoces al chico? No, ¿Sabes lo que puede hacer el hombre? No, simplemente no sabes nada.

Esta vez Danger se levanta quedando en frente de Max, este último es más pequeño, sus ojos apenas si llegan a la barbilla del ya enojado Danger.

—¿Y tú? Ni siquiera sé bien qué carajos eres. —lo señala.

—Danger Muller, mataste a tu familia cuando eras apenas un niño, ¿Las razones? No lo sé, los padres de Heather lo escondieron muy bien, presentan una enfermedad mental y por si fuera poco, casi quisiste matar a Heather.

Abro la boca ante la información soltada, Danger me mira de reojo como si pidiera saber si yo conté algo, pero lo cierto que no he dicho ni pio, Max se ve intimidado pero su voz y las palabras que salen de su boca son directas.

—Así que me investigaste —veo como Danger sonríe —Y aun sabiendo lo que hice te plantas en frente mio y te haces el valiente.

Max traga saliva.

El libro que jamás seremos [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora