VIII. Eijiro Kirishima

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I'm miles away, he's on my mind
I'm getting tired of crawling all the way
And I've had enough, it's obvious
And I'm getting tired of crawling all the way

Which Witch, Florece + The Machine

Izuku acaba involucrando a Eijiro en la investigación. Todo el tiempo que no pasan en el Aula Magna, escuchando a Aizawa, lo gastan en la biblioteca o en sus habitaciones. Shouto también va algunas veces, porque es el que lee más rápido y encuentra las coincidencias con algunos.

Tienen dos símbolos arcaicos de magia de fuego que Katsuki no tiene ni idea de qué significan. Tres de tierra y han descubierto que uno es un símbolo muy viejo y en desuso que significa movimiento.

Eijiro lo encontró en un libro.

«¡Una vez estuve estudiando tres días casi sin dormir y recuerdo haberlo visto en alguna parte!»

Incluso se las arregló para convencer a la biblioteca de enseñarle todos los libros que había usado esa vez después de adular a la torre por tres horas.

Al final lo encontró en un viejo rollo de un mago loco que explicaba que se usaba para describir los «grandes movimientos de la tierra». Temblores.

También, terminando el círculo, hay un símbolo de agua que ninguno —ni siquiera Shouto— entiende y uno de aire repetido dos veces. «Respira».

El problema con los símbolos mágicos es que hay demasiados. Los jóvenes magos son animados todo el tiempo a conocer tantos como puedan y crear los propios. Lo había dicho Nedzu alguna vez.

«Están parados sobre una tradición milenaria que llevarán al mundo cuando se hayan formado. ¡Pero no olviden nunca! ¡Es una tradición viva! Nuestro lenguaje, el lenguaje de la magia, es un lenguaje vivo, que muta y nunca está estático. Cientos de magos han contribuido a ella y ustedes están parados encima de sus hombros. ¡Y los que vienen después lo estarán de ustedes!»

El mundo les había entregado el poder de comunicarse con la magia de la naturaleza y ellos habían creado todo un lenguaje para interactuar con ella. Hechizos. Palabras. Dibujos sobre el papel o sobre la roca.

Como el que están intentando descifrar.

—¡No puede ser que no esté en ninguna parte! —exclama Eijiro.

—¿Qué? —pregunta Katsuki.

Están ocupando una mesa entera y tienen al menos diez libros en ella, junto a unos veinte rollos. Cuando se acercó la bibliotecaria a preguntar si de verdad lo estaba usando todo, Izuku asintió con mucha más vehemencia de la necesaria y casi se le cayó el sombrero puntiagudo sobre la cabeza, del que se escapaban un montón de rizos verdes.

—Este símbolo —dice Eijiro y señala uno de los dos que todavía no han descifrado—. Mira, la curva alude al símbolo más básico de este elemento...

—Tierra —completa Izuku.

—Ajá, pero no sé nada más, no reconozco el resto. Ni siquiera teniendo idea de cómo termina la maldición.

Eso por supuesto.

Las maldiciones no son sencillas. Y esa, suponen, acaba con un incendio. Los sueños siguen ocurriendo. Sigue despertando por la noche, sudado. Los escenarios cambian. A veces está en el último piso de la torre, a veces junto a la salida, a veces en el medio. Mundo-oniria está intentando decirle más cosas, pero Katsuki no entiende y despierta siempre con una explosión en las manos. Eijiro toca cada noche y acaban los dos dormidos juntos y nunca hablan de eso porque Katsuki lo evita.

Malos Presagios [Kiritodobakudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora