XXI. Recordar el porvenir

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When logic and proportion have fallen sloppy dead
And the White Knight is talking backwards
And the Red Queen's off with her head
Remember what the Dormouse said
Feed your head, feed your head

White Rabbit, Jefferson Airplaine

Los magos no echan raíces, las plantan.

Eso dicen los principios de los magos. Son muchos, pero los magos suelen regirse por los básicos. Luego hay algunos que agregan, reinterpretan, escriben más sobre ellos. Los magos son viajeros, curanderos, chamanes, ayudantes, médicos cuando hacen falta médicos, filósofos. Aizawa dice que un mago nunca deja de aprender.

Eijiro da vueltas sobre la cama.

Fue un día ajetreado. Pasó casi todo el tiempo en los sótanos, intentando averiguar qué estaba pasando en la torre. Shouto se le unió una parte del día, pero no volvió a ver ni a Izuku ni a Katsuki. Shouto preguntó por ellos.

«Supongo que tiene que hablar», fue su respuesta.

Ahora da vueltas en la cama.

«¿Estás bien?»

Siente los cimientos de la torre moverse, inquieta. «Bien es mucha palabra», piensa. Pero al menos están más tranquilos que antes.

Aunque la tierra lleva inquieta tanto tiempo que Eijiro ya no sabe si su definición de tranquilidad realmente lo sea.

Alguien llama a su puerta.

—¡Eijiro! —es la voz de Izuku—. ¡Kacchan y yo estuvimos averiguando algo! —Un gruñido. Eijiro ya se está poniendo en pie para dirigirse a la puerta—. ¿Podemos hablar contigo?

Todavía no es demasiado tarde.

Abre la puerta y están allí dos dos, parados, en el marco de su puerta.

—Pensábamos ir por Shouto —agrega Izuku—. ¿Vienes?

—¿De qué querían hablar?

—Izuku está convencido de que lo de la torre y la maldición tiene que ver con magia prohibida —dice Bakugo, sin alzar demasiado la voz. Quién sabe qué se pueda oír en los pasillos de la torre si no tienen cuidado.

—¿Magia prohibida?

—Hizo encantamientos raros, para hablar con el aire. Y dice que quiere hablar con Nana Shimura. Otra vez. —Katsuki gruñe. Eijiro lo mira. Parece más tranquilo y menos tenso. Le pasa la mano por los hombros. Se pone un poco de puntitas mientras caminan buscando dale un beso en la sien. Katsuki no parece demasiado agradecido por el gesto, pero no lo rechaza. Llevan días haciéndolo. Katsuki casi nunca inicia ninguna clase de contacto por su cuenta, pero no evita que Eijiro lo haga—. Vamos, idiota, no podemos... ¿No puedes preguntarle a la torre dónde demonios puso la habitación de Shouto? Nos tardamos en encontrar la tuya.

Katsuki hace un mohín que remarca como no estaba en su lugar habitual, al lado de su puerta.

«Ey... ¿ayuda?», pide Eijiro.

La torre no contesta con palabras, pero Eijiro siente en sus pies un instinto. Agarra a Katsuki de la mano y lo jala.

—Vamos arriba —dice, adelantándose un poco a Izuku. Se vuelve mientras suben las escaleras y los ve a los dos—. ¿Hablaron? —pregunta.

Izuku asiente con una sonrisa que podría iluminar al mundo entero.

Katsuki bufa.

—Sí —dice. Eijiro no sabe si está imaginando que aprieta su mano—. Gracias —añade, en voz más baja.

Malos Presagios [Kiritodobakudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora