Seme ebrio

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Anteriormente...

Lo único malo, es que se le pasaron un poco las copas y quedó durmiendo apoyado en Rius que seguía conversado animadamente.

Unas horas pasaron y notaron que Timba no despertaba así que Trolli y Raptor se ofrecieron para ayudarle a Rius a llevar al peliazul de vuelta a su casa.
Lo echaron al asiento trasero, el peliblanco iba con él, Raptor iba de copiloto y Trolli manejaba.

Timba ya iba medio-despierto cuando iban entrando al departamento, estaba balbuceando algunas cosas de su pollo, pero no se entendía nada.

– Aquí te lo dejamos. – el reptil lo sentó en el sillón.

– Tendrá un dolor de cabeza terrible en la mañana, que se tome un café. – dijo Trolli pensando una solución.

– Gracias chicos, yo me encargo.

Los otros dos se fueron.

– ... ¿Pollito?

– ¿Ya estás más cuerdo Timbi?

– Mmm, no sé, ven aquí y comprueba.

El menor, todo inocente, se acercó más al sillón en el que su novio estaba sentado. El mayor lo tomó de la cintura y lo sentó sobre él en un movimiento que parecía calculado, pero en realidad era impulsado por el alcohol.

– ¿Timbi?

– ¿Tengo aliento a alcohol? – acercó su boca a la de su novio.

– Un poquito mucho.

– Ya veo... – hundió su rostro en la clavícula del pollo mientras aspiraba su perfume.

Rius sintió un cosquilleo al sentir la respiración de Timba en su cuello.
Sin embargo no fue nada comparado cuando sintió que el mayor pasaba las manos por debajo de su ropa para tocar la piel de su espalda.

El peliazul empezó a acariciar a su novio. Pero no tardó en intentar algo más, le levantó las prendas que llevaba de la cintura hacia arriba y bajó la cabeza para dejar algunos chupetones.

– Aahh~ – el menor se removía con cada toque, los labios de Timba estaban calientes, y su saliva aún más, esto quizás gracias al alcohol.

De repente el mayor lo mordió muy fuerte y salieron unas gotas de sangre.

– ¡T-Timba!

– ¿Mmmh?~ – chupó con fuerza causando la salida de más sangre.

– Me estás haciendo daño... – el menor se quejó.

– Perdón mi poio, ¿Te duele?

– No, ya no tanto.

– Perdóname, mejor te dejo.

– No, sigue.

– ¿Seguro?

– Si

– Ok, ya no te morderé, lo prometo.

El peliblanco asintió y le dio un beso en los labios, el contrario entró con su lengua a la boca de Rius y jugó dentro.
Fue un beso largo y apasionado, pero se cortó cuando Timba le quitó la ropa a su novio.
El pollo también le quitó la ropa al peliazul.

Se acostaron en el sillón mientras se besaban como locos, a Timba le vino una gran erección así que en cuánto lubricó un poco la entrada del menor entró.

– Timbi~ amor~ rápido... – Rius estaba abajo del peliazul mientras este lo penetraba con cuidado de no pasarse para no dejarlo mal para mañana, pero era difícil, el alcohol no ayudaba.

– Bebé~ – sintió el orgasmo muy cerca así que aceleró el ritmo.

Aún cuando el orgasmo ya había llegado seguía dándole estocadas al menor, se sentía mejor después de correrse unas cuantas veces.
Ninguno tenía ánimos de parar y de hecho mientras más veces se corrían más querían hacerlo, estaban demasiado excitados.

Rius daba unos grititos al sentir las profundas estocadas, y no de dolor ni de malestar, de un placer enorme.
Sentía como se llenaba y quería más, al parecer no le importaba terminar en silla de ruedas.

Cada vez que Timba se salía para intentar parar sentían el deseo de volver a hacerlo, y así lo hacían.
Estaban sudando tanto que el sillón quedó todo mojado, aunque lo que había en el no era solo transpiración.

Pasaron horas haciéndolo con un buen ánimo hasta que quedaron agotados, el mayor se había corrido muchas veces dentro de su novio, ya no las contaban. Aún dentro, Timba se acostó encima de Rius, y lo abrazó.

El peliblanco estaba jadeando y aún lanzaba gemidos agudos al sentir el miembro del peliazul palpitar en su interior.

– Bebé... ¡Ah!~ – se salió de él en un lento y placentero movimiento, lo abrazó y se quedaron dormidos al mismo tiempo.

30 días otp ~ Riumba ~ Yaoi HardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora