En una silla

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Habían pasado unos días, quisieron dejar pasar algunos porque se estaban retrasando mucho con sus cosas, pero consiguieron ponerse al día.

Eran las 3 de la tarde, Rius había llegado caminando a la casa, al entrar notó que su novio no estaba.
En estos 4 días solo se habían dado besos, algunos un poco más calientes pero nada más.

El pollo dejó sus cosas en su habitación y sintió la puerta abrirse, fue corriendo a ver y se encontró con Timba.

– Hola amor. – lo saludó.

– Hola mi poio, te extrañé.

El peliazul dejó sus cosas a un lado y le dio un suave beso.

– Yo también.

– Tengo hambre, voy a comer algo.

– ¿Quieres que te prepare alguna cosa?

– No, yo me encargo.

Se puso a hacer unos huevos fritos en el sartén, le agregó un poco de tocino y espero a que esté listo. Los sacó y se los sirvió.

– ¿No quieres?

– No, no tengo hambre, gracias.

– ¿Cómo te está llendo en la escuela?

– Bien

– Hoy es viernes...

– ¿Y? – preguntó curioso el menor.

– Pues que mañana es sábado, por lo que no hay colegio... Ni el domingo...

– Sigo sin comprender, ¿Que tiene?

– Ay bebé, sigues siendo inocente...

– Creo que ya sé a qué te refieres.

– ¿Mmm si? ¿A qué? – Timba separó su silla de la mesa.

El peliblanco aprovechó y se levantó para irse a sentar en las piernas de su novio.

– A esto. – se acercó al oído del mayor y lanzó un pequeño, pero provocador gemido.

– Justo a eso me refería...

– Me pregunto cómo lo zupe.

– Lo mismo digo. ¡Bueno! Tenemos 2 días para divertirnos según mis cálculos, ya que el domingo lo debes dejar para hacer descansar tu caderita, ¿Cierto?

– Sip

– Pues a aprovechar.

– Pero espera un segundo.

– ¿Que pasa?.

– Se me quedaron unos libros ahora que recuerdo, son importantes.

– Los buscaremos mañana.

– Ok, pues nada nos detiene entonces.

– Estuve esperando toda la semana este momento, como no te imaginas...

– Ya te dije que aproveches amor, los otros días puedes hacerlo conmigo también pero no a este nivel.

– Sácate ya la ropa, ¡Mi3rd4! – comenzó a sacársela el también.

Se quedó unos segundos apreciando el cuerpo de su novio, era perfecto.

– Jodeeeer – se sentó en la silla para vaciarse la botella de lubricante entera para asombro de Rius.

Este último entendió la desesperación y apenas Timba estaba dejando la botella en la mesa llegó y se sentó.

– Ah~ Rius~ – gruñó.

– ¿Que quieres que haga amor?

– Muévete bebé, muévete como si estuvieras bailando, ¿Recuerdas cuando bailamos juntos? Haz lo mismo solo que conmigo dentro.

El otro sin decir nada empezó a mover su cadera como recordaba haberlo hecho anteriormente.
Hacia de todo, lanzaba algunos gemidos pero no se detenía.
Los ojos del mayor se quedaron atrapados en el baile.
Apoyó su cabeza en el respaldo de la silla y cerró los ojos sintiendo cada movimiento de parte del menor.

– Timbi~ toma tu el control ahora. – había quedado cansado por los movimientos que había hecho.

– Como quieras bebé.

Se levantó de la silla. Sin sentarse, el peliblanco apoyó los brazos en el respaldo, quedando medio encurvado para beneficio del mayor, que lo tomó de la cadera y lo empezó a penetrar con fuerza.

– Ahhh~ mmgh~

Rius se corrió debido a la excitación, cosa que sólo hizo que el peliazul fuera más rápido. La silla temblaba tanto que parecía que se iba a desarmar, y que el pollo estuviera agarrándose tan fuerte del respaldo no ayudaba para nada.

– ¡Aah!~ – lanzó un gemido cuando sintió una estocada que venía cargada con semen entrar en él.

– ¿Te está gustando? – preguntó el mayor mientras seguía mandando estocadas solo que más lento para que su novio pudiera hablar sin que esté entrecortado por los gemidos.

– S-Si amor~ dame más, ah~

– Como pidas. – lo sujetó de la cintura con sus manos.

El menor dobló una pierna y la apoyó en el asiento de la silla, quedando con el apoyo de su otra pierna en pie y el agarre del peliazul.

Gracias a esto Timba pudo llegar mas profundo, se corrió una vez y se detuvo.

– Si te dejo demasiado mal mañana no lo podremos hacer.

– Buuuuu

– ¿¡Todavía quieres más?! Pero que hambriento de mí estás hoy.

– No lo hacíamos hace un rato, es por eso.

– Si claro. – le dio una última estocada para finalizar y lo llevó a la ducha para que se lave con agua caliente.

30 días otp ~ Riumba ~ Yaoi HardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora