En una noche fría un pequeño niño dormía en una tibia canasta en la que fue dejado enfrente de una casa común idéntica a todas las demás del vecindario sin personalidad, el niño fue dejado por un anciano que vestía de forma extraña en la puerta de una pareja bastante antipática junto con una nota que explicaba la situación del niño. A pesar de que el acompañante del anciano intentaba convencerlo de dejarlo en otro lugar, el anciano llamado Dumbledore estaba decidido a dejarlo allí.
Apenas abandonaron al niño este cambio el estado de su cabello a uno más lacio para cubrirse mejor las orejas que se le estaban enfriando, se abrió la puerta dejando ver a una mujer de cuello largo y un hombre que fácilmente se le confundiría con una morsa gruñona.
- Petunia, ¿Qué se supone que hace un niño aquí?
- No lo sé Vernon pero trae una nota con él.
- Espera, ¿Qué dice? No absolutamente no, no nos quedaremos con esa cosa. No podemos, ya tenemos suficiente con nuestro propio hijo como para encargarnos de uno ajeno encima de esa clase de personas.
- Pero tampoco lo podemos dejar aquí Vernon , alguien lo vera en algún momento.
- Debemos llevarlo lejos de aquí, ¿No conoces a alguien que quiere un hijo? Si no es así fácil podemos dejarlo en frente de otra casa o un orfanato.
- De hecho hace poco me encontré con una mujer que deseaba tener un hijo pero no era fértil y además no tiene un esposo, seguro se puede encargar felizmente de este demonio.
- Bien entonces llámala y deshagámonos de esta molestia cuanto antes, dile que venga en lo posible mañana; lastimosamente tendremos que meter al mocoso en la casa antes de que alguien sepa de su presencia.
Así como lo dijeron metieron al niño en su casa, arrebataron la carta que venía junto a él y la tiraron a la basura olvidando al mismo tiempo el nombre que la carta decía que tenía el pequeño ¨Harry Potter¨. La mujer a la cual llamaron se llamaba Lovelace Potens, ella era una gran empresaria que estaba empezando a adquirir fortaleza por ella misma pues antes trabajaba en la empresa de su padre, esta mujer había sido rechazada por su anterior pareja al enterarse que ella era infértil.
Lovelace Potens ya no le interesaba tener una pareja solo quería un hijo, alguien del cual estar orgullosa en el futuro y alguien al cual podría mostrarle a su padre como futuro heredero del apellido Potens. Apenas recibió la noticia de Petunia de que podría tener un niño sin pasar por todo el papeleo para adoptar a un hijo siendo soltera se puso a contactar a sus abogados y todos aquellos que puedan ayudar para hacer de ese niño legalmente suyo, además estaba sumamente agradecida con que Petunia confiara tanto en ella como para ir a ver al niño al día siguiente de su llamada.
Lo único que Lovelace temía era que el niño no tuviera algunos rasgos iguales a los de ella, al menos deseaba que el niño tuviera cabellos castaños igual a los de ella, no le importaba que color de piel pudiera tener el pequeño pero si era de un color blanquecino como ella nadie dudaría que fuera su hijo.
Petunia por otro lado tenía miedo que la mujer no aceptara a su sobrino, ella no podría criarlo mientras estuviera casada con Vernon pues aunque ella odiara a su hermana no podría dejar a un niño a su suerte siendo madre pero al mismo tiempo sabía que Vernon tenía un punto, los ingresos que el hombre ganaba no eran suficientes como para darse algunos gustos y al mismo tiempo mantener a dos bebes porque aunque ella no quería admitirlo los niños son una fuente de gasto e inversión a muy largo plazo, ella desea lo mejor para su hijo y aunque el otro niño fuera su sobrino ella no sentía nada por el mocoso más que una carga no deseada que le fue entregada. Pensando en todo eso Petunia se disponía a dormir después de haber alimentado al niño del canasto como ahora su mente lo llamaba y es que aunque quisiera cosa que definitivamente no siente, ponerle un nombre al niño seria aceptar que se quedaría con ellos y eso no pasaría ni en sus sueños más descontrolados, es por eso que él no sería nada más que el niño del canasto para sus ojos.
Al día siguiente como lo prometió Lovelace Potens se presentó puntualmente a la hora acordada frente a la casa número 4 de Privet Drive, ella también había establecido después de esa visita una reunión con sus abogados; toco tres veces la puerta para avisar que ella ya estaba allí y justo cuando pensó que no lo llegarían a abrir Petunia abrió la puerta.
- Buenos días Petunia es un gusto verte como siempre pero sabes que vengo por un motivo en específico ¿Dónde se encuentra el niño del que me hablaste?
- Si, Lovelace pasa por favor y te traigo a la criatura.
En ese momento Petunia entro a la sala cargando al niño del canasto y sus ojos verdes esmeralda conectaron con los celestes de Lovelace, ella en ese momento sintió algo hacia el niño, un cariño que no había sentido por nadie nunca, una sensación de querer proteger al pequeño de todo mal, lo inspeccionó desde su lugar mirando como lucia el pequeño.
- ¿Puedo cargarlo?
- Claro, aquí te paso al niño.
- Es tan lindo, lástima que sus cabellos sean oscuros y no castaños.
Justo al escuchar esas palabras y conectar por segunda vez sus ojos con la mujer el niño empezó a mirarla para igualar el tono de sus cabellos a los de la mujer.
- Perdón el niño es extraño, no me sorprendería que fuera un demonio; es de la misma clase que sus padres.
- No comprendo lo que dices Petunia, para mí el niño es perfecto, ahora puedo decir que parece hijo mío y tampoco quiero escuchar nada sobre sus padres cuando él va a tener una nueva familia.
- Comprendo, ¿Cuándo piensa llevarse al mocoso?
La mujer miro mal a Petunia para luego procesar en su cabeza las palabras que estaba a punto de pronunciar.
- Si no le molesta desearía llevar a Andrew Potens en este momento para poder registrarlo como mi hijo.
- ¿Andrew Potens?
- Si, su nuevo nombre.
- Por mi podría llevárselo en cualquier momento así que llévelo ahora, es lo mejor.
- Así lo hare, muchas gracias Petunia.
Cuando se acercaron más al carro de la nueva madre de Andrew, esta le dijo suave mente que borrara la cicatriz en forma de rayo que el llevaba en la frente; la mujer no esperaba nada solo quería saber si lo que ella había visto anteriormente no era una causa de haber estado despierta en la noche anterior pensando en cómo sería su futuro hijo pero se llevó una sorpresa al ver que poco a poco la cicatriz desaparecía de su frente y esta quedaba lisa como si nada hubiera pasado antes. En ese momento la mujer estaba más que sorprendida, feliz; feliz porque su hijo tenía una habilidad extraña que no había visto antes; eso para ella significaba que su hijo era fuerte y si él era fuerte ella podía relajarse sabiendo que no sería derribado fácilmente, además pensó que no dejaría que nadie más se enterara la habilidad de su hijo no quería que el terminara siendo conocido como un humano que posteriormente sería utilizado como experimento en los laboratorios.
Después de acomodar al niño en su auto azul eléctrico se dirigió a hacer el papeleo y formalizar por escrito que el niño era su hijo, al finalizarlo sintió como un peso de encima era quitado de sus hombros, todo estaba listo; nadie podría arrebatar a Andrew de sus brazos. En los momentos luego del alivio la mente de Lovelace solo rondaban pensamientos de como presentaría a su hijo a la sociedad o a su propio padre, pero luego fueron remplazados a como quería decorar el cuarto del niño, cosas que quería comprar para él.
Fue así como decidió que lo mejor primero era enfocarse en todo lo que tenía que comprar para cubrir las necesidades del niño, pues ella no se había preparado para todo eso, inclusive pensaba que la llamada de Petunia era una simple broma para perder el tiempo pero en cambio tenia al niño junto a ella mirándola con sus penetrantes ojos llenos de alegría.

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El inicio de una nueva vida
Fiksi PenggemarAndrew Potens antes Harry Potter, criado por una empresaria del mundo muggle; encaminado hacia la magia a temprana edad gracias a los Malfoy. Se encamina hacia el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería desconfiado de las intenciones de Dumbledore...