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Cayden no era normal.

Sus padres lo sabían, y eso que ambos eran magos. 

Y lo había demostrado muchas veces durante su infancia. La última cuna en la que había dormido todavía tenía quemaduras, al igual que los cientos de pares de sábanas que había incendiado. Cierto era, que algunos magos desarrollaban ciertos poderes relacionados a los elementos como el propio padre de Cayden, que podía encender pequeñas llamas sin usar la varita, pero él, al contrario que su hijo no podía crear las altas llamas que se formaban a su alrededor de Cayden cuando sufría de algún mal sueño.

Por eso, cuando al entrar a Olivander's les dijeron que el niño no necesitaría varita, tampoco se impresionaron.

Él tampoco se sorprendió cuando lo llamaron al despacho de McGonagall el último día de su quinto año,pero no ser el único si que le generó curiosidad.

-Imagino que no sabrán por qué están aquí, jóvenes.- inició solemne la directora.

-Creo que es más que obvio.- la interrumpió un chico que Cayden solo conocía de vista. Sabía que se llamaba Raihan y era un año mayor.

-Yo no sé por qué estamos aquí ni qué hacemos aquí.- Hope también intervino, acabando con la paciencia de la directora.

-Silencio.- pidió la encanada mujer. -Están aquí porque ustedes son unas personas muy importantes.-

Cayden se giró hacia el tercer chico, un Slytherin de pelo lustroso negro que temblaba a pesar de su mirada altanera. No sabía que de especial podía tener una lagartija sin brazos como él.

-¿Vamos a representar a nuestras casas en alguna competición?- volvió a interrumpir Hope.

-No, señorita Hufflepuff. Y por favor, pediría que lo que se hable en esta habitación, no salga de ella.-

Cayden de repente se extrañó, conocía a Hope desde que nació cuando el tenía 4 años, y nunca había sabido el apellido de sus vecinos de enfrente.

-Puede decir ya por qué nos ha llamado.- Cayden se estaba desesperando, el misterio de la reunión le atraía.

-Saquen sus varitas, digan sus nombres.- McGonagall.

Los cuatro extendieron la mano, y se miraron con algo de asombro entre ellos.

-Me llamo Raihan Ravenclaw.- el chico de piel morena fue el primero en hablar.

-Yo soy Cayden Gryffindor.-

-Yo Hope Hufflepuff.-

-Slytherin, Sean Slytherin.-

-Presentaciones hechas, imagino que sabrán algo sobre cómo esta escuela fue formada. Raihan, ilústranos.- McGonagall le dió paso al Ravenclaw.

-Hogwarts, fue fundada por los cuatro magos más poderosos de la época.- comenzó con un tono arrastrado.- Rowena Ravenclaw, Helga Hufflepuff, Godric Griffindor y Salazar Slytherin, que dieron nombre a cada una de las casas de la escuela. También los fundadores tuvieron descendientes, el más conocido de ellos.- Miró de manera intensa a Sean.- Tom Sorvolo Riddle.-

-Señor Ravenclaw, ese dato era innecesario.- la directora alzó la voz.-Pero como ha dicho su compañero, los fundadores de Hogwarts tuvieron descendientes, y cada vez que los descendientes vuelven a coincidir, el castillo crea una serie de pruebas para ver si son merecedores del apellido, y de la ingente cantidad de magia que trae con él.-

-¿Y qué pasa si no pasamos las pruebas?- preguntó el Slytherin.

-Significará que no estáis preparados, y el poder devorará vuestro cuerpo.- el moreno tragó saliva.- Pero tranquilos, muy pocos han muerto. Además, disponéis del Bosque prohibido para vuestro entrenamiento personal.- esta vez se giró hacia Cayden.- Aunque algunos ya se han tomado la libertad de merodear entre los árboles.- le dedicó una sonrisa como la que había puesto en su cara cuando le descubrieron y le quitaron 20 puntos a su casa.

-¿Y cuando empezarán las pruebas?- preguntó Hope.

-Es algo que solo sabréis vosotros. Pero queremos que nos aviséis, a cualquier profesor, cuando tengáis que empezar alguna prueba.-

Y así terminó el curso para los cuatro herederos de Hogwarts, con una aventura a la vuelta de la esquina. 

Heirs of HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora