Lazos Cruzados《Dramione》

30. Quinto curso

..

Iban un poco apretados en el viaje, ya no eran tres personas, si no que cinco y un gato que no paraba de intentar arañar al rubio. Harry se quedó dormido, Draco quiso despertarlo pero Hermione lo detuvo negando. Su amiga sabía que necesitaba un merecido descanso, después de todo lo que el pobre había tenido que pasar lo había dejado agotado. Draco no sabía que, pocos días antes, ella estaba en la guarida de la Orden del Fenix, con el tío segundo del niño que vivió, Sirius Malfoy había estado pocas horas antes en el andén despidiéndose de Harry. No podía saber nada de eso era demasiado peligroso, Draco ya tenía muchos problemas con el asunto de su padre.

Bajaron del tren, justo poco antes Harry se había despertado, mientras cogían las cosas  y ayudaban a bajar las cosas a Luna quien no llegaba a lo alto a por su maleta, Draco se atrevió a preguntar algo al castaño.

— Potter, ¿es cierto que usaste magia delante de un Muggle? 

Harry se giró sorprendido.— ¿Quien te lo ha...

— Que mi padre no esté, no significa que no siga teniendo mis contactos, Potter, mi padre nunca me contaba todo lo que quería saber, y uno va descubriendo formas.

— Lo hice Malfoy, ¿tienes algo que decir sobre eso? —Rodó los ojos.

— ¿De verdad eran Dementores?

— Si.

— ¿Estás seguro? ¿Al cien por cien?

— ¡Si! ¡Claro que lo estoy! —Contestó molesto.— ¿Por que te molestas tanto en saberlo?

Draco bajó la mirada.— Lo siento, pero si unos Dementores han dejado Azkaban... otros podrían hacerlo, ¿y si en un descuido mi padre sale? —Draco se pasó la mano por la frente y la dejó un rato allí, estirando levemente su pelo.— Estaré muerto, mi padre me lo prometió.

— ¿Que?

— Tuve que acompañar a mi madre y me habló. Draco Lucius No Malfoy, si algún día llego a salir de aquí, me encargaré de hacertelo sufrir, tu querida Sangre Sucia muerta será lo último que veas.

— Hermione...

— ¿Que voy ha hacer?

Harry comprendió que el chico a su lado no era el niño que siempre lo había querido molestar, su corazón se había abierto, había dejado su orgullo de lado para pedir ayuda, a su manera, sobre proteger a su mejor amiga, a la novia de aquel chico que comenzaba a maldecir por lo bajo.

Harry suspiró también preocupado.— No lo se, pero estate preparado, las cosas van a empeorar créeme.

— ¿Que tanto hablan chicos? Tenemos que darnos prisa y coger los carros.

Al llegar esperaron a que el suyo viniera, todo el mundo se había marchado y solo faltaban ellos por llegar.— Hola chicos —Todos menos Neville.

— Hola Neville.

Harry sintió algo detrás de su espalda.— ¿Que es eso?

— ¿El que? 

— Lo que empuja el carro. —Respondió con evidencia señalando al gran animal delante de sus narices.

— Nada, va sola, como siempre. —Contestó Hermione un poco preocupada por la salud mental de su amigo.

Subieron dentro, Luna bajó el Quisquilloso que leía— No te estas volviendo loco. Yo también los veo. Están tan cuerdo como yo. —Harry no supo si eso era algo bueno. Por alguna razón la tendrían que llamar Luna Lunatica.