31. Los traidores de la sangre

1.6K 82 27
                                    


Pese a la negativa de anteriores días, Theodore tuvo que abrir demasiados libros para su gusto. Todavía no empezaba lo fuerte, pero Umbridge, aquella nueva profesora ataviada de rosa les dejaba demasiadas tareas. Era algo horrible, debían de buscar información y más información y estudiar teoría y más teoria. Se atrevió incluo a pisar la biblioteca algo que no hacía muy a menudo, incluso contando todos los cursos que llevaba en Hogwarts.

Se quejaba de la suerte que tenía Draco. Hermione le ayudaba en todo lo que se le daba bien, y a ella se le daba todo bien. El príncipe de las serpientes era ya bastante listo de por si, había mejorado considerablemente en las notas y el podía perimitirse jugar en la parte trasera de las clases sin que lo pillaran, salvo en la clase de Defensa contra las artes oscuras, allí veía a su amigo perderse entre las musarañas.

Aquel mes estaba siendo bastante tranquilo para casi todos y a decir verdad demasiado aburrido. Umbridge había mandado construir un mural de normas ya que fue nombrada suma inquisidora de Hogwarts. Algunos afirmaban que cada vez que pasaban veían nuevas normas colgadas en la pared. La vestimenta debía ser apropiada, ni pensar de besos o acercameintos entre estudiantes y menos en los pasillos, los productos Weasley estaban prohibidos, hizo preguntas a todos los profesores mientras daban cases, la musica fue proibida mientras se etudiaba entre otras cosas.

Draco no paraba de gritar y  su varita hacía flotar una pluma encima de una carta. Razón no le faltaban, ¡cerrar las habitaciones de los preperfectos! Umbridge se había pasado. Se había puesto a gritar desde que vio el nuevo decreto en el pasillo hasta que irrumpió en la habitación rojo de cólera. Blaise apartó a Theodore de un empujón y se pasó la manga de la toga por la boca. Al apartarla se podían ver sus labios ligeramente más hinchados y rojizos. 

Ambos lo miraron y este solo rebufó. Al igual que un caballo, un caballo que parecía haber sido endemoniado. Comenzaron a escuchar las quejas que expresaba para su madre, si Lucius siguiera en las calles y no detestara a su novia podría haber dado uso a su famosa frase: ¡Mi padre se enterará de esto!

Salieron para evitar un estallido de tímpanos por la rapidez de su voz. Nunca lo habían visto así.

—  ¿Esto significa que tendremos a Draco de vuelta?

— Supongo que si.

— Entonces se no ha acabado el royo...

— No seas así.

— Sabes que no lo digo a malas... pero no creo que a Draco le guste mucho vernos dormir juntos.

— Sí, lo sé.

— Pues tendremos que encontrar otro escondrijo. Tus labios pueden llegar a ser muy adictivos, Blaise. —Levantó su barbilla y besó sus labios mordiendondole el inferior con coqueteo.

— ¡Theodore, para!

— ¡Estoy aprovechando! Imagínate que no podremos volver ha hacer esto. 

— Theo, es una escuela grande, enorme, gigante. Algún sitio encontraremos.

— Con decenas, cientos y miles de estudiantes.

El moreno rodó los ojos y tiró de la corbata del más alto siguiendo con el beso acompañado de los ¡AAAGGH! que Draco daba.

.

.

.

— ¡Chicos, chicos! —Aimar Bleau corrió hacia los sillones donde su grupo de amigos descansaban.— ¿¡A que no sabéis a quien he visto besarse?

— ¿Mandy y a Lucas? No es nada nuevo, se dan el lote frente a toda la sala común.

— ¡No, no! Son dos de las doce familias sagradas.

Lazos Cruzados《Dramione》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora