— ¿Siempre hace tanto frío por aquí? —pregunté al ver que nuevamente caía una ligera nevada a través de la ventana de la cocina.
Definitivamente habíamos roto el hielo entre nosotros, podía decirse que las cosas mejoraban. Jimin se encontraba cubriendo el tazón con el puré listo. Realmente, se me hacía agua la boca, aunque, no exactamente por el dichoso puré de papa, sino más bien la bonita vista que me otorgó al agacharse para dejar la mantequilla sobrante en el refrigerador.
— No en realidad. —dijo levantándose y atrapándome observándole. No dijo nada, sin embargo ese bonito color en sus mejillas me dio una idea de que no era el único pensando cosas. Aclaró su garganta y buscó el trapo de cocina para limpiar el mesón. — Uh... Supongo, que el causante es el calentamiento global. En la costa siempre ha hecho mucho frío en estas fechas, pero la caída de nieve era limitada, quizá unos cinco o seis días al año. —me contó.
— Mm... También en Daegu. —le dije. Él me miró girando un poquito su cabeza a la izquierda. Oh pero si hasta eso se veía tierno, parecía uno de esos lindos nekos.
— ¿Daegu? —preguntó. Asentí.
— Mi madre y yo vivimos allá. En realidad, nací allá, pero nos mudamos un tiempo después.
— Oh... Ella..
— Murió. —me adelanté. Él me miró, su expresión fue un poema. Sus ojos lucían algo de pena y sus labios rojos se quedaron a medias de decir algo antes de volver a cerrarse.
— Lo lamento. No sabía...
— No tenías por qué. —interrumpí de nuevo, encogiéndome de hombros. — Fue hace un poco más de cinco años. Sufría del corazón. Fue... Muy rápido. —murmuré.
No me di cuenta en que momento nos habíamos desviado del clima a esto. Hace mucho que vivía sólo. Pocas veces había hablado de esto con alguien. Quizá, la única persona a quién consideraba un amigo durante este tiempo era, Seokjin. El había aparecido en mi vida cuándo todo se había desmoronado.
— Tenía diecinueve años, había abandonado la universidad para trabajar de repartidor con un mediocre sueldo. Creo, que si las cosas hubieran sido diferentes, no estaría en este lugar, compartiendo una hermosa navidad, incluso hay un lindo árbol. —bromeé sonriéndole. Una sonrisa jugó en sus labios. Avancé despacio los pasos que nos separaban. — No, estaría aquí... No te habría conocido. —terminé de decir. Miré como humedecía sus labios sin darse cuenta.
— Dicen, que todos tienen un lugar y un momento indicado. Aunque, también puede ser cosa de suerte. —susurró. Sus ojos bajaron a mis labios, sonreí inevitablemente, avanzando el último paso.
— Que suertudo soy entonces. —mencioné, acercando mis labios a los suyos.
Un leve roce, su aliento sopló al dejar salir el aire contenido. Esperando al igual que yo por hacer contacto, lo cuál no tardó mucho cuando acortó por su cuenta los centímetros faltantes, uniéndolos como hace tan sólo algunas horas. Una cosa más a la que debía dejar de aferrarme, sus labios. Se habían vuelto adictivos. Besé especialmente su labio superior, abrí mis ojos para observarle, sus finas cejas, sus ojos cerrados, su nariz respingadita y un hermoso sonrojo en su mejillas. Su cálida cercanía y ese aroma, tan único y delicioso que deseaba embotellarlo y conservarlo por siempre.
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Gigolo De Omegas || Yoonmin 🐾
Fanfiction❝Dónde Min YoonGi es un Alfa libertino que le huye al cualquier compromiso y gusta de ganar dinero fácil trabajando como Gigolo de Omegas.❞ ❝ Pero jamás creyó escuchar lo que escucharía en una de sus comunes sesiones de trabajo con un lindo y rubio...