❝Dónde Min YoonGi es un Alfa libertino que le huye al cualquier compromiso y gusta de ganar dinero fácil trabajando como Gigolo de Omegas.❞
❝ Pero jamás creyó escuchar lo que escucharía en una de sus comunes sesiones de trabajo con un lindo y rubio...
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Dos días más tarde habían pasado sin ninguna novedad en el caso de Jungkook. Tras un periodo de una semana completa de su desaparición la búsqueda se había redoblado. Tanto Seokjin como sus amigos cercanos estaban al pendiente de cualquier señal al respecto. YoonGi apreciaba que Jimin también quisiera estar presente como la parte importante que era para él. Sin embargo, luego de contarle el deseo por regresar a la universidad, el peliblanco estuvo más que de acuerdo y lo alentó a retomar sus estudios. Incluso, ¿por qué no?
La edad no era un impedimento para que él también los retomara. YoonGi pensaba en retomarlos también y quizá, en un no muy distante futuro podría conseguir un buen empleo que no tuviera nada que ver con el pasado. Y no, no es porque se avergonzara, sino más bien porque al haberse unido a Jimin tanto en cuerpo y alma, le hacia imposible estar con alguien más. Por respeto y por amor, su bonito chico apple-pay, merecía eso y más.
Un mejor, y más cursi Min YoonGi.
Es por eso que apartó este día, apoyar a su amigo era importante, pero su futuro con Jimin debía ir tomando forma y ese día comenzarían a paso firme. El pálido alfa colgó el teléfono de su sala luego de una última llamada. Esperaba no haber hecho mucho ruido, puesto que Jimin aún estaba durmiendo en su habitación. Todavía era muy temprano, había escapado de los brazos de su omega y aún estaba en pijama pero quería tener todo listo. Era ahora o nunca. Se dijo a sí mismo. Regresó por el corto pasillo haciendo en tonto bailecito hasta el dormitorio. Allí, cual bello durmiente estaba su oxigenado favorito. Se acercó y subió sobre la cama para despertarle cual cuento de hadas con un casto beso en los labios y uno más en la frente.
— Manzanita. Despierta. —le susurró dulcemente.
El omega no tardó mucho en abrir sus bonitos ojos en su dirección. Aunque ligeramente extrañado por la hora. Quizás había sucedido algo importante o hubiese nuevas noticias. Jimin se levantó casi de golpe.
— ¿Qué pasa? —preguntó de inmediato.
YoonGi sonrió puesto que el rubio se veía realmente lindo y gracioso con la marca de la almohada en su mejilla derecha junto a su cabello medio revuelto. El pálido alfa acomodó su cabello cariñosamente.
— Nada malo. Solo quería saber si te gustaría venir conmigo a desayunar algo afuera. —le propuso. Llenándole de pequeños besos las mejillas. Jimin frotó sus ojos para despertar mejor sonriéndole.
— Claro, si.
— Vale, entraré primero a bañarme. —dijo levantándose de la cama. —Y luego tú... O puedes acompañarme... —añadió picarón. Jimin rió antes de aventarle una almohada pero YoonGi cerró la puerta a tiempo.
...
Después de una manita de gato ambos salieron del edificio. Jimin saludó a su nuevo amigo Kihyun, quien se despedía de su pareja para ir al trabajo. La vida de ese muchacho había cambiado ciento ochenta grados. De ser un chico adinerado sin más preocupaciones que la universidad y sus fiestas universitarias, a ser un ayudante de mecánica automotriz. Dicen que el amor podía cambiar a una persona por completo, y en eso Jimin estaba muy de acuerdo. La prueba, estaba a su lado, caminado de la mano.