Capítulo 9. Sueños peligrosos

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Ayer me dormí después que Levi se marchó, habíamos tenido una ronda de sexo apasionado, ahora en mi cama, la cama que compartía con Reiner, ella había sido. testigo de mi desenfreno, me tomó fuerte y rudo, como siempre, se fue, me quede dormido, hoy su gato no vino a verme, me siento algo triste, no podía ser peor, Reiner llegó, lo sé por el sonido de sus llaves abriendo la puerta.

En cuanto abrió, se quedó parado en el marco no queriendo entrar, miraba a todos lados inquieto, nadie te dijo que regresaras sabes?, me doy la vuelta dándole la espalda - Como has estado?- fue lo primero que me dijo.

- Bien, gracias- le contesté sin mirarlo a la cara, estuvo un rato parado en la puerta, como si estuviera pensando demasiado si entrar o no, no oía sus pasos. Se acercó a mí, acariciando mi cuello con sus manos, moría por tus caricias sabes?, antes, ahora necesito las caricias de alguien más.

Pasa sus labios en mi cuello, y yo no dejo de pintar, mete sus manos bajo mi ropa, quiero apartarlo, cuando veo la ventana de Levi otra vez se pasea con tu torso desnudo, con una taza en la mano, lo miro, solo trae un bóxer negro, su piel pálida, con sus músculos hacen una combinación perfecta, el sabe que puedo verlo desde mi ventana, me siento extasiado pensando que pudiera hacerlo a propósito, me muerdo los labios pensando que sus manos son las suyas, el calor de mi cuerpo se eleva pensando en el, mientras Reiner me levanta de la silla y me jala hacia atrás, lamiendo mi cuello, gimo despacio, mientras refriego mis glúteos en su entrepierna, el me toma de la cadera ayudandome a moverme más certeramente, viene a mi como un recuerdo, el sonido de su voz llamándome por mi nombre, esa voz grave, de ese alfa, hace que me lubrique aun más, muerdo mis labios, me encuentro más sensible que nunca, el aprovecha la oportunidad de lograr lo que no ha podido hacer últimamente, tomarme, pero el aroma a madera me saca del trance, no son las manos de Levi las que me tocan, son las manos de mi esposo.

-Disculpa tengo que salir a comprar materiales - le dije mientras lo apartaba de mi, diablos, jodido problema, tenía fantasías  mientras mi esposo me tocaba.

Tomo un supresor de aroma antes de salir, mi corazón no encuentra consuelo, sigo pensando en cierto alfa que camina semi desnudo, al cual puedo ver desde mi ventana y que me ha tomado salvajemente varias veces.

Camino por la calle, sin poner atención adecuada, oigo una motocicleta a lado mío - Donde vas mocoso? - es el, luce increíble- No lo sé, voy sin un rumbo fijo.

-Acompáñame por algunas cosas, si no tienes nada que hacer ven conmigo - mire hacia mi casa, sabía que Reiner estaba ahí, pero no me importó me subí y mis brazos rodearon su torso, fuimos a varios lados, a comprar varias cosas para su casa,

Hasta que llegamos a una comisaría, salió de ahí, un alfa rubio de carácter fuerte, como sus músculos - Levi, has traído lo que me dijiste? - me miró fijamente, ese hombre me daba miedo.

-Si, aquí esta - me jalo del brazo poniéndome enfrente, tuve miedo, quizá había sido llevado para venderme, no lo sé, el tráfico de omegas no ha dejado de existir jamás - Tranquilo mocoso tonto, el es el Comandante Edwin Smith, el va a entrenarte - mis ojos se abrieron de par en par - No quiero que sigas saliendo con tanto miedo, quiero que aprendas a defenderte, el te enseñará defensa personal, quiero que camines por las calles con la frente en alto, quiero que les partas la madre a todos esos tipos que te toquen sin tu autorización.

-Un gusto Eren Jeager, no te la pondré fácil, pero será la mejor inversión de tu vida - estrechó mi mano, y quedé de regresar, Levi se encargaría de traerme todos los días, no entendía porque estaba haciendo esto.

Eran casi las ocho de la noche, entraba a mi departamento, después de haber pasado todo el día con Levi, estaba todo apagado, camine hacia mí habitación, Reiner estaba dormido, camine hacia la regadera bañandome por completo, con mi cabello ligeramente seco me meti entre las sábanas, el volteo a verme, sus ojos dorados, estaban fijos en mi, una mirada que hace mucho no conocía, me di la vuelta para dormir, le daría la espalda como siempre.

Apago la luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora