Harry Potter y el legado maldito

Los Potter y los Weasley

Scorpius, Albus, Rose y Pandora habían pasado días planeando el robo del giratiempo.  

Decidieron transformarse en Ron, Hermione, Harry y Ginny. Solo les faltaba conseguir algo de ellos.

Rose seguía molesta con Scorpius, y trataba de evitarlo lo más que podía. Este en un principio estaba desesperado, pero luego decidió darle su tiempo. ¿Por qué había tenido que abrir su boca?

   Los chicos se reunían en los descansos fuera del castillo para discutir al respecto. Nadie parecía encontrarlo sospechoso, James, claro, muy pendiente con el quidditch, ni siquiera había notado la ausencia de su capa, que Pandora junto con Rose habían devuelto unos días después de la ida a Upper Flagely.

—Tenemos que ir a mi casa, y a la tuya Rose, para conseguir algo de nuestros padres— exclamó Albus.

—¿Como piensan salir del castillo? Si nos descubren.. —se detuvo Rose. Reglas, Rose si puedes romper las reglas, no eres obsesiva, no necesitas tener el control.

—Creo que tengo una idea... Llevo pensándolo hace un par de días pero.. no se si será posible—exclamó Pandora.

—¿Qué idea?—preguntó Scorpius.

—Síganme— contestó Pandora.

    Pandora comenzó a caminar decidida hacía la entrada del castillo. Allí llegaban todos los años, luego de bajarse en la estación de Hogsmeade y eran traídos por unos carros que supuestamente se movían solos. Los otros tres chicos iban detrás de ella siguiéndole el paso. No sabían que esperarse.

  Pandora en un momento, ya casi llegando a la entrada, se detuvo. Les hizo señas para que hicieran silenció, y de repente sacó una manzana de su bolsillo y la arrojó lejos sin moverse.

  Albus, Scorpius y Rose se miraban desconcentrados—¿Y a esta que le pasa?—susurró Scorpius.

—Shhh.. esperen—contestó Pandora.

   Se quedaron unos segundos observando la manzana. —Alguien le ha pegado en la cabeza—pensaba Scorpius.

  De un momento para otro, la manzana se alzó en el aire y se empezaron a escuchar mordiscos.

—Q-Que e-es..—intentó Scorpius con cara atónita.

—Shhh—volvió a exclamar Pandora, mientras alzaba su mano frente a ella. Las hojas que estaban en el suelo comenzaba a soñar y moverse, definitivamente algo se estaba acercando. En un instante se detuvo y Pandora comenzó a acariciar el aire.

—Se llaman Thestrals— exclamó.

Sus amigos la miraban impactados.

—¿Que cosa?— siguió Albus

—¿Qué se llama qué?—preguntó Scorpius

—¡Claro!, Pandora eres una genia— exclamó Rose.

  Los dos hombres estaban cada vez más  confundidos.

—¿Ustedes ven algo?— preguntó Albus.

—No podemos verlos—contestó Pandora— Solo se dejan ver por aquellos que han vivenciado la muerte. En general son bastante peligrosos, pero en Hogwarts, Hagrid a domesticado a unos cuantos y son tan mansos como un perro doméstico—.

—¿Y como nos pueden servir?— volvió a preguntar Albus confundido.

Scorpius seguía sin creerlo —¿Qué los carros no se mueven solos? Mi vida es una mentira—.