Ministerio

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     Llegó el día, todos estaban muy ansiosos. Se reunirían con Delphi en la entrada del castillo. Nuevamente ocuparían a los  Thestrals para trasladarse ahora hasta las calles de Londres. Para no encontrarse con Hermione o Harry, que probablemente se encontrarían en el Ministerio durante el día, irían de noche.

     Una vez con el giratiempo en sus manos, llevarían a cabo el plan. Y volverían como si nada hubiera pasado. Ellos sabrían que le habían de vuelto la vida a un hombre que había muerto injustamente. Era algo grande. Albus por fin iba a sentirse orgulloso de sí mismo.

Se encontraban desayunando, cada uno en sus respectivas mesas, cuando comenzó a llegar el correo. Albus no estaba pendiente de las lechuzas que entraban, a diferencia de Scorpius, que siempre recibía cartas de su padre. Una lechuza pasó por encima de ambos y soltó una carta que cayó justo en las manos de Albus, este la miró sorprendido:

"Para: Albus Severus Potter Weasley
De: Papá"

Al instante una mezcla de emociones se apoderó de Albus. No apartaba la vista de la carta. Múltiples recuerdos volvieron a su cabeza. Scorpius también miró la carta, no dijo nada. Albus, metió la carta en su bolsillo y fue hacia afuera del Gran Comedor.

    Scorpius lo siguió. Albus no había hablado con su padre desde aquella pelea, las palabras que este había dicho se le habían quedado fijas en su cabeza. —yo desearía que no fueras mi hijo—. Había sido una confirmación de lo que todo el mundo pensaba cuando veía a Albus.

—¿Estas bien?— preguntó Scorpius, al acercarse a su amigo.

—Si... es solo una estúpida carta— contestó Albus.

—¿No la piensas leer?— volvió a preguntar Scorpius.

      Para él la relación son su padre, Draco Malfoy, era una de las cosas más preciadas que tenía. No se imaginaba como estaría si estuviera en la posición de Albus. Por lo que, realmente quería que este se arreglara con su padre, a pesar de todas las diferencias que tenían. Sabía que a Albus le importaba bastante.

—La verdad, no tengo ganas— le contestó Albus.

Scorpius simplemente lo miró, sabía que no estaba en la posición para forzar a su amigo, ni mucho menos para criticarlo. Ambos caminaron juntos hasta las mazmorras, Albus al llegar a su habitación guardó la carta en el cajón de su velador. Scorpius no volvió a mencionar la carta.


• • •

Todos se encontraban ansiosos, ninguno había prestado mucho atención a las clases del día. Lo único que pensaban era en lo que iban a realizar aquella noche. Todo iba a cambiar, para mejor.. o al menos eso creían.

   Llegada la noche, todos tenían que escabullirse para ir hacia la entrada del castillo, donde se iban a reunir con Delphini. No iba a ser fácil, si los descubrían fuera de la cama a esas horas probablemente los mandarían devuelta con algún castigo. No podían permitírselo.

  Albus se encontraba fuera del muro de piedra esperando a Scorpius, tenían que salir rápido.

—¿Por qué te demoraste tanto?— exclamó Albus en voz baja.

—No quería olvidar nada— respondió, también en voz baja.

Ambos chicos partieron rápidamente hacia el bosque. Por su parte las chicas seguían dentro del castillo, Peeves casi las encuentra, pero habían alcanzado a esconderse dentro de una sala.

—Estuvo cerca—exclamó Rose casi sin aliento.

—Shhh..— respondió Pandora, Peeves seguía cerca.

Harry Potter y el legado malditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora