El regreso

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     Volvieron a aparecer en los terrenos de Hogwarts. Regresaron a la misma hora en que se habían ido. El sol iluminaba todas las esquinas del castillo.

   Estaban felices. Los cuatro chicos por fin estaban en casa. No había pasado tanto tiempo, pero ellos sentían que llevan meses sin pisar aquel lugar.

   Habían pasado muchas cosas... Cada uno había llegado como una persona distinta. Sin duda, aquella experiencia los había hecho crecer como nunca.

Lorcan y James ayudaron a Lysander a mantenerse en pie para dirigirse hacia la enfermería. Madame Pomfrey sabría perfectamente que hacer con él.

     Neville y Rolf todavía estaban apuntando con su varita a Delphini. Esta seguía amarrada. No hacía ningún tipo de resistencia. No parecía querer soltarse.

De repente aparecieron a lo lejos, la Profesora McGonagall junto con Hagrid. Para ellos sólo habían pasado un par de minutos.

Detrás de ellos, venían Hugo y Lily Luna. Los habían ido a despertar para ponerlos al tanto de la situación.

La Profesora McGonagall sintió un alivio inmediato al ver a los cuatro chicos sanos y salvos. Pero casi pega un gritó al ver a Lysander y su camisa ensangrentada.

Hagrid partió rápidamente a ayudar a los chicos con Lysander. Claramente tenía mucha más fuerza que James y Lorcan juntos. Por lo que sin mucho esfuerzo lo tomó en sus brazos.

Lysander estaba mucho mejor, la ayuda de su madre definitivamente lo había salvado. Pero aún debía descansar un par de días.

   Lily corrió hacia donde sus padres. Los abrazó. Luego abrazó a Albus. Había estado muy preocupada por este los días que había desaparecido. Pero cuando la directora había llegado a su habitación aquella mañana, había sentido miedo por toda su familia.

    No entendía por qué no la habían ido a despertar ellos. Pero no era el momento para recriminarle nada a sus padres. Estaba muy feliz de verlos a todos juntos.

    Hermione, como la ministra de Magia estaba encargada de llevar a Delphini hasta Azkaban. Ginny se ofreció a acompañarla.
Aquella chica se había metido con sus hijos, definitivamente pasaría el resto de sus días en prisión, los dementores harían su trabajo.

Rose y Scorpius no se habían soltado de la mano. Scorpius estaban en otro mundo. Rose.. Rose Weasley.. lo había besado.. por fin.

Ron cada cierto tiempo les echaba un ojo. Y molesto apartaba la vista. Era su Rose.. su pequeña.. de nadie más. Y además ¿Un Malfoy?!

   Todos los adultos se quedaron charlando en aquel lugar. La Profesora McGonagall casi no podía creer todo lo que le estaban relatando. Era increíble todo lo que había hecho aquella chica. Al mirarla, parecía una chica como cualquier otra.

Claro, obviando el hecho de seguía amarrada y estaba siendo apuntada por las varitas de Rolf y Neville.

  Entre todo ese tumulto, Albus se acercó hacia Pandora. Estaba más seguro que nunca, le encantaba todo lo relacionado con aquella chica. Esta le sonrió.

— Todo ha vuelto a la normalidad, por fin— exclamó Pandora.

— Lo logramos— contestó Albus, tenía una sonrisa imborrable en su cara. Los dos posaron su vista en el castillo, que yacía imponente frente a ellos.

— Quien diría que estaría ansioso por volver a este lugar— siguió. Pandora se rió y lo empujó un poco con su hombro.

   En ese momento, Scorpius y Rose se dirigieron hacia ellos. Cuando estuvieron los cuatro. Scorpius los abrazó a todos juntos, entre risas todos se abrazaron también. Aquella experiencia los había unido para siempre. Todos lo sabían.

Harry Potter y el legado malditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora