Capítulo 4.

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—¡Vamos Louis!— Louis apura su paso ante la exclamación de Harry, no podía evitar mirar a su alrededor con admiración, amaba la naturaleza.

Cuando llegan al muelle, Harry comienza a desvestirse rápidamente, exáctamente se quita la camiseta ya que traía un short de baño, quita sus zapatillas y deja la camiseta junto a las zapatillas en una de las bancas del lugar, espera pacientemente al ojiazul mientras caminaba de un lado a otro.

Claro, muy paciente.

Hoy era viernes y la tradición se respetaba.

Louis quita su camiseta junto a sus zapatillas y las deja a un lado de las de Harry, ambos se miran fijamente de forma cómplice, sin decir nada, comienzan a correr a la par hasta el final del muelle.

Cuando llegan al borde saltan al agua y esta los absorbe por completo, Harry es el primero en salir a tomar un respiro.

Sacude un poco su cabello y lo aparta de sus ojos, necesitaba urgentemente un corte, ya lo tenía demasiado largo y entorpecía su vista.

Louis sale a la superficie y nada hasta quedar cerca de Harry, rodea la cintura de este con sus brazos y junta sus labios con los de él en un casto beso, la sal de mar les provoca una mueca.

Harry se aleja de Louis y le lanza un poco de agua, Louis sin quedarse atrás se la devuelve y como si tuvieran diez años otra vez, comienzan una guerra de agua.

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—Eso fué genial— Louis pasa por sobre los hombros de Harry una manta y finalmente se sienta a su lado— fué un día maravilloso, gracias.

—Harry, hacemos esto cada día Viernes— Louis extiende sus manos frente a la fogata para obtener un poco más de calor, el viento helado estaba calando de a poco sus huesos.

—Pero cada día es mejor que el anterior— Harry se apega más a Louis y pasa una de las esquinas de la manta por los hombros del castaño, así la estarían compartiendo— gracias por todo.

Louis deja que Harry apoye su mejilla en su hombro y ambos miran fijamente la leña consumiéndose, ya habían perdido la noción del tiempo, la noche había caído y ambos seguían juntos, ignorando completamente las constantes llamadas entrantes en sus celulares.

El ojiazul sabía lo que eso significaba, pero se sentía tan a gusto en ese momento, no quería que terminara nunca.

Sólo querían olvidarse del mundo y ser ellos mismos, disfrutar de la compañía del otro sin la necesidad de tener a más gente a su alrededor.

—Acaba de pasar una estrella fugaz, pide un deseo— murmura Harry y cierra sus ojos pidiendo un deseo en silencio, vuelve a abrir sus ojos y voltea hacia a Louis— ¿qué pediste?

—Nada... Ya tengo todo lo que deseo— murmura de forma baja y apoya su frente contra la de Harry— justo frente a mí.

Harry sonríe ampliamente y por primera vez él se inclina para besar los labios de Louis.

Que mágico se veía, una fogata cerca de la playa a mitad de la noche, con el sonido del mar de fondo y dos chicos completamente enamorados.

Sí, enamorados.

Estuvieron enamorados el uno del otro desde pequeños y no había forma como negarlo.

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—¿Dónde estabas?— Louis deja su mochila sobre la mesa del comedor y frunce ligeramente su ceño.

—En la playa— su padre arquea una ceja y se levanta de la silla, se acerca un par de pasos al ojiazul y este puede notar sus pisadas tambaleantes.

No otra vez.

—¿Con quién?— Louis alza su mentón y toma un poco de valor, a decir verdad no sabía de donde lo había sacado.

—Con Harry— Mike toma un respiro y se mantiene en silencio por un momento.

—Con Harry... — repite con lentitud y Louis asiente— con ese maricón— el ojiazul tensa su mandíbula evitando decir algo, pero no lo logra.

—No le digas así, no te lo permitiré— su padre alza su mano y con el dorso de esta deja caer un fuerte golpe en la mejilla derecha de Louis, la cara del castaño se voltea y detecta rápidamente un corte en su labio inferior.

—No me contradigas, maldita sea, vete a tu cuarto.

Louis toma su mochila y se va rápidamente a su cuarto, cierra la puerta detrás de sí y le pone pestillo, se acerca a su espejo y ve el corte en su labio, toma el botiquín de primeros auxilios que había en su habitación y comienza a curarse el golpe.

Debía tratarlo antes de que se hinchara y rogaba con que no quedara una marca, no quería preocupar a Harry, no lo haría.

Se ve por última vez en su espejo y se quita su ropa para irse a dormir.

Mañana sería otro día y no iba a permitir que lo que acababa de pasar arruinara el perfecto día que había tenido junto a Harry.

Cierra sus ojos recordando el rostro del ojiverde durante el día de hoy, su gran sonrisa, sus mejillas rojas, sus ojos brillosos debido a la risa, su castaño cabello despeinado por el viento, sus besos, sus manos.

Una pequeña sonrisa se forma en los labios de Louis y comienza a quedarse dormido.

Todo estaría bien.

Infinity |Larry Stylinson| [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora