Capítulo 6

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(Narra Aidan)

Conozco a T/N hace año y medio, la conocí en un recital de bandas independientes por aquí en la ciudad.

Desde el primer segundo me pareció una chica especial, única e impredecible.

Acababa de llegar con unos amigos de la secundaria, cuando su voz recorrió la mesa en la que nos encontrábamos, lo que me hizo girar al instante, pudiendo descubrir el rostro de aquella voz que me descolocó por un minuto.

Mis amigos pidieron unos tragos y ¿sabes? no soy muy bueno en eso... Disfruto de este tipo de salidas estando con todos mis sentidos activos. Solo pedí una botella de agua.

Comenzó la primer banda y mis amigos y yo nos dirigimos más adelante para tener mejor vista para las próximas que saldrían.

Cuando te vi.

Tenías los ojos cerrados, tu cabello estaba desmoronado, pero no dejaba de ser hermoso. Bailabas al compás de la música. Podía sentir que no importaba nada a tu alrededor, que solo disfrutabas el momento.

Comenzó a llegar más gente y el espacio era mínimo, estaba a tan solo metro y medio de ti, pero sentía que era suficiente, con eso me conformé.

Noté que discutías con un tipo y me alarmé. Pero lograste ganar la discusión con un sermón feminista que hasta yo quedé impresionado. No lo niego, eres inteligente.

Ya era nuestro turno y nos tocaba a nosotros. Sí, tengo una banda.

Me sentía nervioso, porque sabía que me verías y yo te vería a ti.

Fuimos tras bambalinas, me acomodé el cabello y vocalicé.

Te vi.

Pero buscabas a alguien.

Nos dieron la entrada y nos acomodamos para comenzar a probar sonido.

No estabas.

Tenía la esperanza de que volverías.

Pero no fue así.

El sonido del lugar era increíble. El público se mostró afectuoso con nuestro material. Pero no estabas tú.

Salí derrotado pensando en que jamás volvería a encontrarme contigo, ¿o tal vez si?

Salimos del escenario, guardamos los instrumentos, cuando escuché el grito de una chica.

Te vi.

–¡QUE ME SUELTES CERDO ASQUEROSO!–dijiste

–Hey, ¿Qué haces?–enfrenté al hombre que intentaba agredirte sexualmente

–¡MALDITA PERRA! ME LARGO–se fue sin más el tipo

–Gracias–dijiste asustada

–¿Estás bien?–pregunté preocupado

–Solo buscaba a mi amiga y ese cerdo me trajo aquí–no parabas de temblar

–Tranquila, ¿te llevo a casa?–ofrecí

–No lo sé, no confío en nadie a estas alturas–admitiste

–Diría lo mismo en tu lugar. Estos tipos no aprenden y lamentablemente nos meten a todos en el mismo costal–respondí

–Mi padre golpeaba a mi madre en repetidas ocasiones, hasta que un día lo enfrenté cuando tenía 9 años. Mamá y yo nos escapamos de casa. Nunca más supimos de él y fue lo mejor.–completé

–Te ves confiable... ¿Cuál es tu nombre?–preguntaste más confiada

–Aidan... ¿y el tuyo?

–Prefiero dejarlo así–dijiste

–¿Así te llamas? Que nombre más extraño–te sonreí

–Bueno, ¿nos vamos?–pregunté

–¿Y tus amigos?

–Ellos estarán bien–aseguré

–Bueno, vamos–tomaste mi brazo

–No lo sé, pero me haces sentir segura... ¿Aidan? ¿Ese era tu nombre, cierto?

–Así es, señorita "Prefiero dejarlo así"–reí

Reíste.

Fuimos a la salida y busqué mi carro que tenía estacionado a la vuelta del local.

–¿Y vienes siempre aquí? Nunca te había visto–te pregunté

–Vivo aquí por estudios, la verdad aún no me acostumbro. Y bueno, una amiga me recomendó este lugar, la misma que me dejó sola–respondiste

–¿Y que hay de ti? ¿Vienes mucho aquí?–completaste

–Vengo casi todos los fines de semana con mi banda a tocar aquí–respondí

–¿A tocar? Pero, hoy no te vi

–Fue cuando...–no quise terminar

–Ah claro, prefiero no acordarme–dijiste

Te abrí la puerta del carro y miraste extrañada.

–¿En serio aún existen chicos así?–preguntaste

–Quedamos pocos–respondí

–Aunque este tipo de cosas me parecen algo "machistas" no me molesta si viene de parte tuya, y no sé por qué digo esto en voz alta. Dios, de verdad lo siento.–reíste

–No te preocupes, soy bueno escuchando

Encendí el motor.

–Bueno, y ¿A dónde nos dirigimos señorita "Prefiero dejarlo así"?

–Templeton St–respondiste

–Muy bien, Templeton St será–sonreí

Comencé a conducir y tomaste tu teléfono en repetidas ocasiones, supongo que esperando el mensaje de alguien.

–Y cuéntame de ti, ¿Eres de por aquí?–apartaste tu teléfono a un lado

–Desde los 9 este ha sido mi hogar, espero te guste, es maravilloso–aseguré

–¿Es cierto lo que dijiste sobre tus padres?

–¿Por qué mentiría?–pregunté dudoso

–Lo siento, estoy algo mareada–tocaste tu cabeza

–¿Estás bien?–pregunté preocupado

–Solo quiero dormir–comenzaste a cerrar los ojos

Llegamos a un semáforo y me di cuenta que ya dormías. Tan solo faltaban unas 5 cuadras para llegar a tu casa, y sabía que probablemente no nos volveríamos a encontrar.

Llegamos a Templeton St, pero no sabía el número de tu casa.

Te miré unos segundos. Lo sé, suena perturbador. Pero mis intenciones nunca han sido malas, solo soy un muy buen observador. No me malinterpretes.

Toqué suavemente tu hombro para despertarte sin que te asustaras.

Comenzaste a abrir los ojos poco a poco.

Te sonreí.

–Llegamos, pero no sé que casa es–te dije

–Está bien, no te preocupes. Muchas gracias por el aventón–respondiste

Comenzaste a bajar del carro para entrar a tu casa.

–Bueno, no hay de qué...–dije incitando a que me dijeras tu nombre.

–T/N–respondiste



Estúpido, espontáneo y doloroso amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora