<<Narra Aidan>>
Me comprometí a ser más atento y recuperar su cariño, por lo que desperté muy temprano la mañana siguiente, aunque fuese Sábado.
T/N aún dormía, por lo que no quise despertarla.
Jake acababa de despertar, así que lo tomé en mi brazos para ir a prepararle la leche.
El teléfono de T/N sonó.
Miré sin querer, ya que nunca he tenido desconfianza en ella.
Kyle
"Fue una linda tarde ayer, espero volvamos a repetirla".
Giré hacia otro lado, tratando de no darle importancia, pero... la curiosidad me mató.
Al parecer, no tenían más conversaciones, pero me extrañó que no me contara.
En fin, fui a la cocina para darle de comer a Jake, mientras preparaba el desayuno para ambos.
Regresé a la habitación y desperté a T/N con un pequeño beso en su nariz.
Entreabrió los ojos poco a poco y sonrió. Sonreí.
-Buenos días, preciosa-dije con una sonrisa.
-Buenos días-dijiste acariciando mi cabello.
-¿Tienes hambre?-pregunté
Asentiste.
Fui por el desayuno y ambos comimos, mientras Jake estaba entre los dos, viendo la televisión.
-¿Has sabido algo de Michael?-pregunté.
Negaste con la cabeza.
-¿Qué harás cuando regrese?-dije preocupado.
T/N vio a Jake fijamente, mientras este sonreía.
-No lo sé, no quiero pensar en eso ahora-respondiste sin dejar de verlo.
-¿No que odiabas a los niños?-dije sorprendido.
-Pues, creo que ya no-dijiste sonriendo.
-¿Ah no?
-¿Y si hacemos uno ahora mismo?-completé sin más.
-¡Aidan no! Está Jake-dijiste entre risas.
-Anoche también estaba y no te importó en lo absoluto. Pobre Jake, que suerte que no despertó-dije sonriendo.
-Tonto-dijiste golpeando mi hombro suavemente.
Bajé la mirada con una sonrisa.
-Oye y... ¿mucho trabajo anoche en la oficina?-pregunté, deseando que me dijeras la verdad.
-Sí, ya sabes... se aprovechan de mi talento-respondiste.
No, no me lo dirías.
-¿Qué pasa?-preguntaste.
-No es nada-sonreí.
¿Por qué me lo ocultas? ¿Escondes algo?
*más tarde*
Esa tarde, fui a casa de mamá a ver a Phoebe (se pronuncia Fibi) y ver los preparativos de su primer cumpleaños que sería en un par de días.
Phoebe ya estaba más grande, tenía el cabello rojizo como Hannah, mis ojos y lunares, claro está que el parecido que tenía a mí, ya se había ido.
Ya decía algunas palabras, como mamá, papá, comida. Entendía también el si y el no y tenía una obsesión con utilizar teléfonos o tabletas para ver sus dibujos animados. Claramente, yo no estaba de acuerdo con eso.
ESTÁS LEYENDO
Estúpido, espontáneo y doloroso amor
RomanceCreces, maduras, te enamoras, sufres, superas y avanzas. Ese es el ciclo, ¿no? Entonces... ¿Por qué ha pasado tanto y sigo sin olvidarte?