Capítulo 8

4K 292 23
                                    

La primer banda acabó y le tocaba al amigo de Jenna.

–T/N–dijo Jenna

–¿Qué pasa?–contesté

–Ese chico no ha dejado de mirarte...–apunta con su mirada

–¿Cuál?–miro discretamente

–A decir verdad, no está nada mal–arqueó una ceja

–No logro verlo Jenna, no estoy para bromas–respondí

–Mhh creo que ya no está

–Bueno, en fin. Disfrutemos–insistí

La banda del amigo de Jenna acabó y los chicos se iban a una fiesta.

–T/N, espera aquí–dijo Jenna

–Claro, ve tranquila–respondí

Pasaron 45 minutos y no veía ninguna señal de Jenna. Comencé a preocuparme

Al parecer quedaba tan solo una banda, pero estaba decidida a ir por Jenna. ¡¿Quién sabe qué carajos le había pasado?!

No tenía señal dentro de aquel lugar, por lo que al salir recibí mil mensajes de ella, diciendo que se fue a una fiesta y que se apenaba por no avisarme antes, pero no lo logró encontrarme entre tanta multitud.

En fin, no me molesté. Al menos ella estaba bien.

Regresé dentro, para ver a la última banda, cuando

–¡Veamos donde quedará ese sermón ahora!–dijo el mismo tipo de antes

Me jala del brazo con extrema fuerza

–¡HEY! ¡¿Qué crees que haces?! SUÉLTAME–comencé a gritar

La banda que tocaba no dejaba oír mis gritos al resto. No pude hacer nada. Cuando estas cosas suceden, no sabes que hacer.

Me llevó tras el escenario.

–Si no es con tu amiga, tendré que conformarme contigo. 

Quitó mi cabello, dejando al desnudo mi cuello, para besarlo frenéticamente.

No podía moverme.

Simplemente no podía.

Quería gritar, pero sentía que no tenía fuerzas.

La poca fuerza que me quedaba la utilicé para cerrar con fuerzas mis piernas, porque no había nadie a mi alrededor que pudiera ayudarme. 

Comencé a llorar.

Sacó mi chaqueta y comenzó a desabrochar mi pantalón.

Me odiaba en ese momento por no reaccionar, por dejarlo hacer lo que quería.

Llevó mi mano por encima de sus pantalones, ya sabes a lo que me refiero.

Comenzó a manosearme de manera desesperada.

Sentía que cada segundo era peor que el anterior.

Sentí que todo eso era tan solo un sueño.

Comenzó con fuerza a abrir mis piernas. Me resistí

Acabó la música.

Comencé a gritar.

–¡QUE ME SUELTES CERDO ASQUEROSO!–grité

–¡Hey!, ¿Qué haces?–dijo un chico

–¡MALDITA PERRA! ME LARGO–el acosador se fue

Estúpido, espontáneo y doloroso amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora