Capítulo 62

1.9K 249 147
                                    

────meses después──────

<<Narra T/N>>

Entregué mi tesis junto a Jenna.

Aprobamos y ahora trabajo como columnista en una revista, mientras intento vivir de la escritura.

Aidan también se graduó con honores.

Como bien saben, hace mucho tiempo dejó la música en segundo plano y se dedicó netamente a terminar la carrera y a Phoebe.

Ya no me molesta, en lo absoluto. Es parte de él y eso hace mucho que lo comprendí.

Aidan trabaja en una empresa, cercana a la mía. Se encarga de hacer investigaciones respecto a los recursos naturales.

Ben en cambio, trabaja en otro edificio, pero lejos, para estar cerca de su madre, quien hacía meses vivía con la abuela de Ben, para cuidarla en sus últimos días de vida.

Kyle y yo quedamos como amigos.

Usualmente nos escribimos, pero solo eso.

Jenna y Michael viven juntos desde hace meses. A ambos les asentó bien el embarazo. Y pues, los padres de Jenna, siguen sin saber de la existencia del pequeño Jake, que ya en un par de meses llegará a este mundo.

¿Lo ven?

Siento que todos avanzan, y yo no.

Ahora estoy con mi madre, que a pesar de su frialdad por tanto años, estoy aquí, en sus últimos momentos.

Aidan y yo... hemos estado ¿bien? Supongo que desde la última vez que aclaramos las cosas, ha cambiado sin duda.

Claramente no puedo ser una egoísta y caprichosa. Ya no somos solo 2, somos 3. 

Por supuesto, aún tengo mis dudas respecto al ADN, pero no lo digo en voz alta, para que no se moleste.

Aidan y yo nos mudamos apenas nos graduamos, cerca de la ciudad, para movilizarnos de mejor manera.

-¿Ha estado todo bien por allá?-dijo mamá tomando mi mano.

Asentí.

-No tienes de qué preocuparte-respondí.

Me recosté sobre su regazo y comencé a llorar.

-¿Por qué lloras?-pregunta extrañada.

-No es nada, solo me dio algo de alergia-respondí levantando la vista.

-Sé que he sido una madre alejada, pero conozco a mi hija. ¿Qué pasa?-dijo.

-Nada, solo...

-Pienso en cómo será mi vida cuando ya no estés-completé.

Acarició mi mejilla.

-No creo que haya mucha diferencia, de todos modos, no creo que alguien me extrañe-respondió entre risas.

-¿Por qué fuiste así?-dije sin más.

-¿Qué hice?-completé.

-Nada hija, no es tu culpa

-Me crie de la misma manera en la que te crie yo, espero que no seas igual que yo cuando seas madre-completó cabizbaja.

-Oh, yo ya imaginaba que era mi culpa por existir. Después de todo, esto sucedió al tiempo de que me tuvieras-comenté.

-En realidad, era algo hereditario. Y, si te alejé de todo esto, era por tu bien

-No quería que tu juventud se viera frenada por mi enfermedad-completó sonriéndome.

Estúpido, espontáneo y doloroso amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora