Tu mirada se cuela por las ranuras de las persianas,
Por el hueco de la puerta entreabierta,
Entre cabeza y cabeza.
Se abre paso entre la gente,
Deslizándose con agilidad entre una maraña de personas,
Desde la caja de una guitarra entre el re y el sol,
Hasta que llegas a mis pupilas
Y yo ya no sé si es rabia
O si es mi corazón, que ha olvidado latir por un instante,
El sofocante calor que siento en el pecho;
Si el rojo de mi rostro que hierve en mis mejillas
Es propio de esa vergüenza de adolescente colada hasta los huesos
O si es que me sacas de quicio.
Tal vez me asfixie por ser una mezcla entre ambos,
Porque te quiera y te odie por ello,
Porque me odio a mí por quererte,
O porque no sepa la diferencia, quizás.
Y solamente te has cruzado por delante
Y de nuevo me has mirado directamente a los ojos con una expresión de piedra,
Pero por ello hoy te dedico otro poema,
Volviendo a romper mi propósito,
Ese de "Este será el último".
Así que espero que disfrutes hasta que te escriba otro
De mi último poema para ti.
-H
