Dos almas

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"Si no puedes con tus enemigos, únete a ellos"

Carne desgarrada y el goteo de la sangre, provenían de una cabaña solitaria a la mitad de la noche. Una familia era devorada por el rey de los demonios quien disfrutaba de un buen festín, después de arrebatar la vida de unos inocentes padres y tres jóvenes de tan solo doce años, su mirada se dirigió a dos pequeños bebés quienes dormían tranquilos en una cesta. De repente se le cruzo por la mente una maravillosa idea de la cual sacaría provecho en un futuro no tan lejano para él.

- Corre... corre.. a este paso no podré salvarlos- al llegar a su destino se dio cuenta que había llegado muy tarde, contemplando una tragedia de la cual se negaba aceptar. 

-Al parecer hemos llegado muy tarde Rengoku San, tendremos que dar malas noticias al patrón- habló una chica quien posaba su mano en su hombro tratando se dar consuelo.- No queda nada de la familia Hattori. en todo el camino fueron en silencio hasta llegar a la finca de los Ubuyashiki, ambos esperaron la señal para poder entra la cual en cuestión de segundos fue dada. Antes de dirigirle la palabra hicieron una reverencia y deseándole que cada día goce de salud.

-Buen día hijos míos, gracias por los deseos y espero lo mismo para ustedes, que noticias tienen para mi.- Hablo con una sonrisa mientras que los pilares tenia que dar las malas notician.

-Oyakata-sama, lamentamos decirle que no queda nada de la familia Hattori, llegamos tarde y buscamos en toda la casa por si habían sobrevivientes, pero no encontramos absolutamente a nadie con vida.- respondió el rubio.

- No hemos podido cumplir nuestro deber con los Hattori, realmente es una mala y triste noticia.- dijo cabizbajo.- Ellos vivirán en nuestros recuerdo y en honor extinguiremos a todos los demonios. Si eso es todo hijos míos ya pueden descansar, debió ser un viaje muy agotador. 

- Pido disculpas por no haber cumplido con nuestro deber.- Hablo esta vez la chica con la mirada hacia el piso.

Los miraba con una sonrisa melancólica tras haber escuchado eso.-  Kanae... Shinjuro, deben ser fuertes ante toda situación así que no se sientan mal, porque ellos están en un mejor lugar.

Lo vieron por ultima vez y como siempre les dedicó una sonrisa después de reportar lo sucedido cada uno fue a sus respectivas fincas para descansar.

Hace un año la familia Hattori fue salvada por los cazadores de demonios y en agradecimiento por ello prometió que sus hijos servirían a la familia Ubayashiki en forma de agradecimiento, algo que ahora quedara en el olvido.

~Mientras tanto en otro lugar~

Se estaba dando una orden que podrían rendir frutos, de la cual requería mucho esfuerzo si querían obtener buenos resultados.

-No creo que esto sea una buena idea- refutó uno de los presentes en la habitación.

-En ningún momento te di la opción de elegir- dicho esto le cortó la cabeza en una abrir y cerrar de ojos.- Ustedes están aquí para obedecer ¿Me parece que te estas quejando Douma?

Todos estaban mostrando reverencia ante lo que dijo y aunque les dijo en realidad era algo difícil para ellos lo que les pedía, debido a que ellos deben asesinar y no cuidar a los humanos. Aun así no tenían el derecho a presentar queja alguna.

-Tengo dos candidatos para cuidar a estos mellizos, Douma y Akaza son mis elegidos por muy buenas razones.- Los dos se sorprendieron al ser mencionados.- Daki se encuentra en un distrito muy llamativo, Gyokko los asustaría con solo verlo al igual que Hantengu y por ultimo Kokushibo es mi mano derecha y lo necesitaré la mayor parte del tiempo.- 

Crossed lines [Rengoku Kyojuro] [Douma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora