Pesadilla (parte 1)

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Cuidado: Material sensible.

Entonces se limpió las lágrimas y levantó la vista para encontrarse con aquellos ojos que tanto amaba, pero no fueron esos los que encontró. Aquellos ojos sólo reflejaban repulsión, rechazo, asco, horror y un sin fin de sentimientos que había visto en tantos otros.

Su mayor temor se había cumplido, esos ojos ahora le miraban como los ojos de sus padres, como los de su hermano, como los de mucha gente de su ciudad natal. Pero estos le dolían todavía más.

Sus ojos volvieron a llorar, su pecho se empezó a cerrar asfixiándole. Sus rodillas no podían sostenerlo y se aflojaron para estamparlo en el piso mientras sus manos apretaban su camiseta fuertemente. Ni un atisbo de aire quería entrar a sus pulmones.

Su cara llegó al piso, todos esos ojos ahora le rodeaban. Algunos le escupieron, otros rieron.

Siempre fuiste una deshonra para nuestra familia, una mancha para que todos nos señalen y burlen— decía su madre.

Muere, muere de una vez y deja de avergonzar a nuestra familia con tu existencia— decía su padre.

Jamás nadie te querrá, te dije que estarías solo por el resto de tu vida si no te curabas— dijo su hermano.

Más insultos que no lograba diferenciar llenaron el oscuro lugar, era como estar en un panal de avispas. Su pecho ardía y ya no sabía si era por la falta de oxígeno o el dolor tan profundo, entonces sus ojos comenzaron a desenfocar.

Entonces escuchó la voz del ser que le había devuelto la vida para ahora quitársela —Jamás podría amar a alguien enfermo, odio a los de tu clase ¿de dónde sacaste que serías una excepción? Cada día rogaba para que no atravesaras la puerta del laboratorio, que me dijeran que habías perecido para por fin poder librarme de ti.

Entonces el dolor llegó al punto más alto para sencillamente convertirse en un agujero negro que consumía lentamente todas las emociones, también el dolor.

Nada, era lo ahora había en su pecho. Las lágrimas ya no brotaban, sus manos ya no apretaban la tela rojo vino, sus pulmones ya no requerían el preciado aire y sus ojos abiertos habían perdido todo brillo.

Todos rieron y se regocijaron, armaron una fiesta bailando al rededor del ángel muerto.

Gritaron a pleno pulmón, formando una vos gruesa y grotesca —Al fin el infeliz dejo de aferrarse a la vida, ya era hora, para qué dio tanta batalla si de una forma u otra su final siempre sería morir. Él fijo su destino y ahora...

Alguien gritó su nombre por encima de todas aquellas voces haciéndole abrir los ojos de golpe. Su boca se abrió y tomó una desesperada bocanada de aire, era tanta que tosió inmediatamente y volvió a respirar por la boca. 

Sus pulmones ardían, su pecho dolía, sus oídos silbaban, su cuerpo estaba bañado en sudor. Miró al alrededor. Estaba en su habitación, en Hamamatsu.

De a poco su respiración se estabilizó y sus oídos dejaron de silbar. Se quedó al borde de la cama con su cabeza en sus manos.

Otra vez la misma pesadilla. La 1ra fue después de la sorpresiva llamada de su padre, hace 4 días, sólo para preguntar cosas ya dichas y luego destrozarle con aquellas malditas palabras que ahora le perseguían cada vez que cerraba los ojos. 

Miró el reloj de su celular, las 3 a.m.

Se sentó en el comedor después de beber un poco de agua. Ya no se podría volver a dormir. Estaba cansado pero el miedo a volver a soñar aquello se había alojado en su corazón.

De repente su celular sonó haciéndole dar un brinco en la silla. ¿Quién podría llamar tan tarde? Miró la pantalla y su corazón dio otro brinco.

Sen... Senpai —su boca pronunció. Sus dedos se movieron sin su consentimiento para atender, pero aquella vivida pesadilla volvió a él. Miedo y duda inundaron su corazón y mente.

Estuvo así, como petrificado, hasta que la llamada se cortó. Allí volvió a tener control sobre su cuerpo y lloró amargamente sobre la mesa del comedor.

El miedo había ganado esa noche.

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Continúa en la parte 2.

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