Abrí la puerta de la entrada con todo el cuidado que pude. Ilsan entró el primero, con su lengua fuera y jadeando por el paseo que acabábamos de dar. Apenas eran las nueve y media de la mañana, y seguramente todos seguían durmiendo, pero extrañamente yo me había despertado con los ojos como platos cuando apenas estaba amaneciendo. No me pude quedar quieta en la cama, mucho menos cuando Irune estaba luchando por tener el colchón entero para ella solita, así que, me decidí por levantarme de la cama. Ilsan se había despertado en el momento en el que yo puse los pies en el suelo, y cuando salimos de la habitación le tuve que arrastrar hacia abajo. El cachorro se había parado frente a la puerta del cuarto de Namjoon y Taehyung, arrascando con sus patitas delanteras la parte baja de la puerta, y con mucho apuro, y esfuerzo, le tuve que coger en brazos y llevarle hacia la planta baja.
Eran las seis y media de la mañana, y nadie estaba despierto, como era obvio, por lo que decidí cambiarme de ropa, unos shorts de deporte, top y sudadera, y salí con Ilsan a dar un largo paseo. Caminamos por todo el pueblo y después fuimos a la playa, donde, ilegalmente, dejé que Ilsan se bañara. Aunque he de admitir que lo paso bastante mal cuando veo como se mete en el agua, pero vuelvo a respirar de nuevo cuando sale corriendo torpemente hacia la orilla para revolcarse en la arena.
Como consecuencia de eso, ahora tenía que bañarle.
— Vamos chico— me agaché para quitarle la correa y dejarla en la mesa del espejo de la entrada— Arriba— le cogí en brazos, dejando que me besara la cara, era imposible impedírselo, y sintiendo como mi sudadera se empapaba, lo llevé en brazos por el pasillo para salir hacia el jardín y poder bañarle.
Entré a la cocina, esperando que todavía no hubiera nadie despierto, pero no corrí con esa suerte. Parecía ser que los dos sujetos que se quedaban en el salón tenían alma de madrugadores natos, y ambos ya se encontraban sentados en la mesa de la cocina hablándose entre sí en voz baja.
— Que te digo que sí, que ella le abrazó y le besó aquí— no estaba entendiendo nada de lo que estaba diciendo Jungkook, pero se señaló en la mejilla con mucha emoción— Tenías que ver la cara de Rapmon hyung, ¡se puso colorado!
Jin sonrió dejando que una pequeña risa saliera de su garganta.
— Ayer hablé con ella, la hice unas preguntas— me quedé quieta en la puerta de la cocina, Ilsan se me estaba removiendo mucho en los brazos y me estaba siendo muy difícil sostenerlo— Es verdad, Nam y Seung tenían razón, ella no conoce BTS, y por lo que pude entender creo que a ella le gusta Nam.
Jungkook sonrió y cogió su teléfono para informar a Jimin de todo lo sucedido.
— Dios, esto es genial, me siento como un cupido o algo así— el menor tecleaba en su teléfono de forma rápida— Creo que le tenemos que confesar a Nam nuestra trastada del chat con Jana...puede que si hablan ella le comente las conversaciones y ahí se va a dar cuenta de que hemos sido nosotros.
Jin hizo una mueca.
— Si...estamos jodidos en eso— el mayor se recostó en la silla mirando a Reina tumbada en la alfombra frente al fogón— No puedo mandarla un mensaje diciéndola, "hey, he vuelto a cambiar de teléfono, vuelvo a tener el de antes". Nos pillarían de inmediato.
Jungkook dejó el teléfono sobre la mesa de la cocina y observó a su hyung. Su rostro pareció perder color cuando fijó su mirada en el umbral de la puerta de la cocina.
Jin continuó hablando.
— Aish, las cosas parecen ir tan bien ahora. Namjoon está feliz, Jana está bien, y honestamente, hacen una pareja increíble— Jungkook le hizo aspavientos con la mano a su mayor— Además, Jana me cae muy bien, es como Namjoon pero en versión mujer y guapa, y tiene una abuela que cocina que te mueres.....¡Qué cojones te pasa enano!— Jin frunció su ceño y frenó la mano de Jungkook.
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EL ARTE DE SABER AMAR: PERFECCIÓN - RM
FanficMis pies habían avanzado el camino de mi vida hasta este punto, donde ya no sabía quién era o qué me gustaba. Siempre en busca de unos estándares que relamente no valían nada, al menos no para mí, no para él. Acogidos bajo los brazos llenos de espin...