—Tienes diez segundos de vida, pero puedo regalartela sí sigues estas simples reglas... No grites si te tocan. No grites si te duele, es solo un juego, bonita. Será nuestro secreto. ¿Empezemos?—
Aquel hombre le hablaba con dulzura. sin embargo, sus intenciones tanto como sus palabras eran macabras, todo en él lo era.—Esta bien, solo no dañen a mi hermana— Musitó con lagrimas posandas en sus mejillas abultadas teñidas de un tono carmesí, con sus ojos hinchados e inyectados de sangre.
—A dormir— Dijo la hermana Génesis. Su voz resonó con eco en la habitación, logrando así, sacar a la joven que miraba a un punto fijo, de sus recuerdos.
Como todas las noches, se dirigió a la litera para arroparla. Apesar de que la joven tuviera ya diecinueve años, para la hermana Génesis seguía siendo una niña, un ángel enviado por Dios padre.
Para Isabel, la hermana era como una madre, su madre. La había cuidado, alimentado y encaminado con una paciencia devota como hacía con todos los recién llegados. Siempre estuvo con ella a pesar de todo, nunca la señaló con ninguno de sus delicados dedos, estuvo ahí cuando lloró por aquellas crueles palabras de los demás huérfanos y las hermanas del convento, las acciones de aquel padre y el pueblo. Esas palabras, con el apoyo de la hermana Génesis, ya no tuvieron valor ante su persona.
—Hermana— Llamó. —no se olvide de mi saludo— Recriminó como una pequeña. Su lado dulce, su identidad digna de ser titulada como "aniñada" era pura y exclusivamente para aquellos brazos que fueron su refugio.
—¿Cómo podría mi niña?— Exclamó con una voz y rostro apacible, estando allí, junto al respaldar de la litera, depósito un tierno beso en su frente. Uno que la joven recibió cerrando sus párpados para disfrutar su calidez.
—Mañana es mi cumpleaños— Comentó al aire, con una clara emoción en su rostro.
—Lo sé... ¿Qué te gustaría de regalo?— Preguntó con serenidad.
—¡Una torta del diablo!— Habló con entusiasmos. —Sabes que es mi favorita—
En el convento, los regalos era algún postre a elección de quien cumpliera años.
—Entonces así será— Afirmó. —Buenas noches, Isabel— Se despidió para proceder a encaminarse hacia la puerta.
—Buenas noches, hermana...—
Dicho esto, Génesis salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. No sin antes haberle dedicado la última sonrisa del día.
"Mañana será el comienzo de todo, será Génesis" Le susurró la voz siniestra. Pero ella no contestó, ni la otra voz que usualmente discutía con esta. Se dispuso a relajarse y dormir. Esto era realmente necesario, es así que relagandose por el hipnotizador sonido del soplar del aire fuera siendo perceptible en su sentido auditivo debido a la ventana ligeramente abierta, cayó en un sueño profundo, esperándole un gran comienzo al despertar.
ESTÁS LEYENDO
El Microcosmos De Una Alma Maltratada (Pausada)
RandomHaría pagar a todos los malnacidos que arruinaron su vida, que le quitaron lo más preciado que llegó a tener. Hacer sufrir a quienes le causaron tanto dolor a los suyos, tanto como a ella, era su deseo más protervio. Pero antes de eso, debera afront...