La suerte se puso del lado de Cioccolata cuando Diavolo decidió mandarles a él y a Secco en una misión, su objetivo siendo el eliminar a un grupo de gángsters dentro de Passione que se habían declarado traidores.
Lo mejor de aquella misión había sido el hecho de que a Cioccolata se le había permitido usar su Stand para eliminar a los traidores. Esa misión acabaría en un periquete, y tras ello recibirían agradecimientos y paga por parte del jefe.
Eso pensó Cioccolata, que invocó a su Stand Green Day y terminó con una buena parte del enemigo en cero coma, dejando sus cadáveres llenos de moho y sangre esparcidos por el territorio, según Secco lo iba grabando todo con su cámara.
Cuando Secco regresó a él, sin embargo, Cioccolata reconoció que la misión había sido demasiado fácil, y que había dejado a su asistente a su suerte.
Secco había regresado con una nariz rota y hemorragias varias a lo largo de su cuerpo, una de las heridas resultando en la rotura de su pie. Al parecer, uno de los traidores le había pillado por sorpresa, y había resultado ser un enemigo desafiante para él. Secco logró derrotarlo tras quebrarle por completo el cuello y provocarle una hemorragia arterial, pero no regresó ileso.
Cioccolata acudió rápidamente hacia él, ayudándole a regresar a la furgoneta que les había traído, y, mientras la furgoneta se dirigía de regreso al edificio en que trabajaban, se dedicó a curar a Secco lo mejor que podía.
Tumbó a Secco con cuidado sobre el asiento de atrás, apoyando la cabeza de éste sobre su regazo, y se centró primero en su hemorragia nasal, asegurándose de que no fuese nada importante. Le colocó un apósito sobre el puente, y procedió a detener la epistaxis usando una tela.
El doctor pidió a su asistente que se quitase el Stand, y observó con cuidado sus heridas, asegurándose de que no se hubiese roto ningún vaso sanguíneo importante antes de proceder a curarlas.
"No he traído anestésicos conmigo. ¿No te importa, verdad, Secco? Has soportado cosas peores."
Secco negó con la cabeza, mordiéndose el labio según Cioccolata desinfectó y comenzó a controlar sus heridas con una gasa, haciendo presión contra las hemorragias y luego envolviéndolas con un vendaje, asegurándose de que quedasen bien envueltas. Cioccolata consideró brevemente el suturar alguna herida, pero determinó que ninguna precisaba de ello.
Mientras Cioccolata iba tratando sus heridas, Secco, que soportaba el dolor lo mejor que podía, cerró los ojos y rememoró aquellos días en los que Cioccolata le trataba en el hospital.
A Secco le gustaba que Cioccolata cuidase de él. Le gustaba saber que Cioccolata iba a estar ahí para protegerle de todo peligro, como nadie antes había estado para él. Le gustaba saber que alguien se preocupaba por él, sin importar que ese alguien fuese un médico poco puesto en sus facultades mentales.
Secco se había dicho a sí mismo, en un principio, que apenas estaba con Cioccolata para aprovecharse de sus riquezas y de su inteligencia. Había sido así al principio, pero con el tiempo, y según su relación se había ido desarrollando, Secco se fue dando cuenta de que le gustaba estar con Cioccolata, fuese paciente o asistente o perro suyo.
Pensar en todo aquello le colocó una pequeña sonrisa en los labios.
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cuando zarpa el amor
FanfictionCioccolata está enamorado de Secco hasta las costillas, pero no sabe cómo camelárselo sin quedar en ridículo. Cuando su primer plan falla estrepitosamente, se embarca en un viaje para descubrir cómo exactamente hacer tilín en su relación. (Análisis...