El hombre de la cámara - III

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Aquella charla con Secco había estimulado la curiosidad de Cioccolata, el cual, tras socavar un poco en la situación, decidió investigar acerca del pasado de Secco por su propia cuenta, basándose en la descripción algo opaca de su pesadilla.

Secco siempre había sido un individuo muy misterioso y enigmático, tanto que ni el Jefe mismo había logrado desenterrar un mínimo detalle sobre su vida. Todo lo que Cioccolata sabía acerca de él lo había descubierto en el hospital, dejando tras de sí a una persona con una vida bastante alborotada.

Sabía que Secco era de un país extranjero, que siempre había tenido dificultades económicas, que había sido enfermizo la mayor parte de su vida, que solía desconfiar de la gente que no conocía bien, y que había sido un gran nadador una vez en su vida. Sabía que amaba los dulces, que dormía en posiciones raras, y que se mordía las uñas con frecuencia.

Pero, más allá de aquello, Secco era un completo desconocido para él.

Cioccolata se vio inspeccionando periódicos del país de origen de Secco, todos datando de cuando Secco era un simple jovenzuelo, suponiendo que aquello podría darle alguna que otra pista acerca de lo que buscaba. Sus ojos danzaban al son de cada artículo que encontraba, algunos en una lengua que se le hacía incomprensible.

Pasó página tras página hasta dar con un titular que destacó entre la plenitud. Sus ojos verdes se detuvieron sobre un artículo que hablaba sobre un incidente que había tenido lugar en una escuela. Su sorpresa fue nula, pero el verdadero impacto llegaría cuando continuase leyendo el artículo.

cuando zarpa el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora