¿Puede ser posible que el amor traspase tiempo y espacio?
¿Es posible que el arte ayude a curar un corazón herido?
Llegué a la oficina azotando la puerta.
Mi jefe me da un grito desde su despacho.
— Odio el barbijo que me compré—le dije fastidiada, sentándome delante de su escritorio.
El hombre me sonríe. Ya sabe cómo odio salir a la calle.
—Perdón por sacarte de tu montaña de libros—me dijo compasivo.
Solo le lancé un gruñido.
Hablamos de la nada, de lo que no me importa y finjo que me interesa.
—Te ví publicando en Wattpad...— empezó bajando la tapa de su notebook.
Cuando hace ese gesto, significa que la charla es importante.
Me puse en alerta.
—Ya es tiempo que trabajemos en tu libro, en MDE.—me dijo molesto.
Suspiré. Me fastidia la idea de editar mi propio libro.
—Tienes demasiado talento y lo estás desperdiciando gratuitamente.—me dijo severo
—¿Quién dijo que quiero dinero?—le pregunté sonriendo.
—Ahí va de nuevo...— suspiró.
—Si quieres, puedo irme.—le dije pícaramente mientras me levantaba del asiento.
—Te quedas aquí, señorita— me detiene como si fuera su hija—Vamos a empezar a diagramar tu libro y de paso tu perfil de escritora.
Vuelvo a sentarme.
—Llevas años evadiendo tu responsabilidad creativa.— cuestionó severo
—Sí. Lo reconozco.—le dije tranquilamente— Así como esquivo al matrimonio y el edulcorante.
Rió fuerte.
Luego me miró desconfiado y entrecerrando los ojos, me advirtió:
—Te prohíbo terminantemente que reproduzcas esta charla en tus publicaciones— observó.
Mi sonrisa se extendió soberbia.
—¡Ya rugiste!—le respondí.
Entonces de su cajón extrajo una elegante cajita.
Me la extendió. Tenía un soberbio moño rojo.
Levanté la tapa, una estilográfica muy elegante asomó.
—Es para cuando te toque firmar autógrafos— me advirtió orgulloso.
Sentí una leve opresión en el pecho, esa lapicera me recuerda al hombre que amé por tantas vidas y que aún sigo buscando; en cada reencarnación, en cada paso que doy. Fréderic aparece en cada escrito, en cada dibujo...
—Gracias— susurré.
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TAB: Todo Antes Brillaba
Short StoryLa mente no se enferma. Pero el cerebro, sí. Y cuando éste adolece, la mente crea laberintos entre la genialidad y la depresión. Una paciente bipolar decide narrar en micro-cuentos musicalizados sus paseos en el parque inestable de las emociones...