xvii ; these days

880 115 53
                                    

Hola, Mandy.

Estoy escribiendo esto un día después de vernos por última vez, y es probable que no tengas idea de por qué te escribo. Incluso, ni siquiera sabes cómo obtuve tu dirección. A esta primera pregunta la pienso responder ahora mismo.

Como primera opción, ese día de la salida al café, luego de que te fueras, se la intenté preguntar a Clarabella, pero ella me dijo que no sabía donde vives exactamente. Entre algún intercambio de palabras, me mencionó que una tal señora Candela, dueña de The Zone, conoce tu dirección, así que durante la semana pasada y sin que lo notaras, fui a preguntárselo y ya puedes inferir que me la dio.

Le tuve que contar el cuento de que soy un antiguo amigo de la primaria que quiere ir a visitarte, porque si le mencionaba que era un chico de la calle que conociste en una desventurada noche en la acera y en una pelea callejera, jamás lo hubiera hecho. No suena fiable.

Pero aquí entre nos, fue una manera curiosa de conocernos, ¿no?

La idea original no era escribir una carta. Ese día, el de la salida al café, planeaba decírtelo cara a cara. Decidí hacerlo desde un día anterior, cuando nos encontramos en el parque, ¿recuerdas?

Antes de eso no significabas lo que hoy significas para mí.

Planeaba que sea una salida para ambos... ya sabes, solos. Al final se coló Clarabella y no me enoja: resultó ser una chica divertida. Sin embargo, mi plan perfecto se había arruinado.

Intenté decirte lo que quería durante el paseo, pero creo que estabas con un humor triste. Y por último, te fuiste.

¿Te sentías mal?

Desde ese día, me carcome la duda sobre si pude haber hecho o deshecho algo para hacerte sentir mejor.

Como lo dije más arriba: significas mucho para mí, pues creo que, sin tú saber, has sabido hacerme feliz.

No quiero asustarte, no tengo malas intenciones contigo. Lo único que quería era que seamos buenos amigos y creo que lo hemos logrado. Para mí, bastó el gesto agradable tuyo de brindarme dinero en The Zone para poder entrar al juego que quería (dinero que planeo pagarte diez veces más, sin importar que haya sido una pequeñez) y una conversación amical en el parque para poder sentir que puedo confiar en ti y que vales un montón.

Sentí después de mucho tiempo ser importante para alguien.

No lo sentía desde que tenía 10 años, cuando los domingos mamá preparaba chocolate caliente para mi hermana y yo y nos recostábamos en la alfombra, abrazados, ella diciéndonos lo mucho que nos amaba y lo importante que éramos.

A veces pienso que era la única persona que me ha amado en toda mi vida.

En fin; habrá tiempo para contarte mi historia si quieres. De una vez te diré lo que quería decirte.

Ya no estaré en Downey, Mandy.

No sé cuándo vayas a leer esto, pero el 29 de diciembre, mi medio hermano nos llevará a mi hermanita y a mí a vivir con él (de nuevo) a su ciudad. Aquí estudiaré, me graduaré y no sé qué pase después.

Por si no lo recuerdas, te lo mencioné ese día en el parque: solo vine a Downey a velar a mamá. Hace algunos años vivo en Brea y ha llegado el momento de volver.

Te preguntarás, ¿por qué no fui a buscarte antes de irme?

Perdón, Mandy, pero era difícil para mí. Detesto decirle adiós a alguien tan preciada como tú. Preciada, porque hiciste de mi estancia en Downey maravillosa y no tan turbia como pensé que sería debido a todo lo que tenía que pasar.

Jamás hubiera podido decirte en persona lo que te acabo de escribir, lo cuál era necesario.

¿Volveré? lo siento, pero no lo sé.

Por ahora, quiero agradecer cada cosa que has hecho por mí. Era un ser miserable hasta que con tu actitud curiosa y sonrisa tímida lograste alegrar mis días.

Necesitaba un pequeño estímulo para salir de ese lugar oscuro en el que estaba, que era mi tristeza consumiéndome.

Te quiero, Mandy. No sé qué signifique esto para ti pero, para mí, el cariño que siento es una forma de ser recíproco. Y discúlpame si no te lo dije antes, no quería sonar apresurado y que pienses que buscaba otra cosa de ti. Ya sabes: sé que oíste algunas cosas horribles de mí.

Lo que hoy siento es pura felicidad de haberte conocido, nada más.

Deseo que te vaya muy bien en la vida, de corazón, y si es voluntad del destino, nos volveremos a ver y será un encuentro inolvidable. Al menos para mí.

Cuídate mucho, por favor, y que tengas un feliz año nuevo.

Se despide, ese chico malo que solía hacer alboroto en las calles hasta que te conoció;

James.

ese chico malo 一 james hetfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora