xv ; can we still be friends?

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Con Clarabella rápidamente quedamos en que, si James no está, pues nosotras pasaremos una linda tarde aquí, como se había pensado originalmente. Procedemos a sentarnos en las sillas en donde nos habíamos situado en un inicio.

No lo voy a negar: ambas no nos sentimos bien. Un poco decepcionadas, sí.

De pronto, una mano se posa en mi hombro y yo volteo casi asustada. Clarabella imita mi gesto al verme sobresaltar.

-Pensé que no vendrías nunca -siento un susurro en mi oído, pero lo suficientemente audible para que lo oiga alguien más.

Exacto, es James. Al parecer volvió.

-¿A dónde fuiste? -fue lo primero que se me ocurrió al verlo ir a sentarse al frente de nosotras.
-Al baño.

Él luce vacilonero, relajado. Clarabella y yo, aliviadas. Tal vez ella más que yo. ¿O será que yo más que ella?

-¿Por qué se sorprendieron? -cuestiona él.
-Pensamos que te habías ido -ríe Clarabella.
-Pude haberlo hecho.

Esta última frase la mencionó como otro susurro. A decir verdad, es interesante verlo susurrar. Llama la atención, atrae.

-¿Planeabas dejarme? -Clarabella luce indignada, pero se puede ver que va en broma.

Él solo atina a sonreír, bajando la mirada. Yo lo veo y me gusta verlo así: bien.

Recuerdo cuando apenas lo vi por primera vez. Se veía tan vacío, insignificante... sentí que se había condenado a sí mismo. O tal vez debe ser que suelo exagerar todo y solo estaba triste. El punto es que, al por fin estarlo conociendo, me estoy llevando de maravillas con él.

-Jamás lo haría, en serio.

Luego de aquello, y después de que por fin nos hayan traído los postres que pedimos, seguimos conversando entre tres. Claro, Clarabella siempre tratando de tomar las riendas en el asunto.

Cuando terminamos esa reunión, decidimos ir a nuestras casas. Mi amiga intentaba convencernos a ir al parque, pero la verdad es que quiero estar en casa. Entonces, nos dedicamos a caminar juntos hasta que nuestros caminos deben separarse, pues nuestras casas quedan en diferentes direcciones.

-¿En dónde vives exactamente, James? -pregunta Clarabella.
-En la calle 7, lado este.

Ella parece fruncir el ceño, pero volteando la cara para que él no la vea. Yo si lo logré notar, pues volteó el rostro a mi lado.

-Eh, ¿tú?

Él, al parecer por corresponderle, pregunta. Veo a la chica pensar un poco. Ella me observa para colocar una pequeña sonrisa, incluso levantando las cejas. Yo siento que va a tramar algo y tengo algo de temor.

-También.

Uhm, un momento. Si hoy la encontré cerca de mi casa, por el lado oeste, ¿por qué diría que vive por el otro lado? y creo que mi interior empieza a sentir incomodidad dentro. Quiero irme a casa ya.

-Así podemos ir juntos -la veo sonreírle a James.

Bueno, era predecible.

Él la observa y luego la imita. De reojo puedo notar esos ojos tan azules como dos pequeñas moras y siento un poco de pena al saber que esta será la despedida por hoy.

¿Hubiera sido así si Clarabella no hubiese estado? jamás lo sabré. Y otra cosa que tampoco sé es que estará pensando él, sintiendo, queriendo. Y no hay forma de preguntárselo en estas circunstancias. Lo único que quiero es que... rayos. Me dio mucha tristeza haberlo visto metido en problemas hace varios días que no quiero volver a verlo así. No estoy diciendo que Clarabella sea la causa por la que él vaya a sufrir de nuevo... ay, no. Ahora estoy hablando como si ellos vayan a estar en una relación. Creo que verdaderamente tengo que tomar mi propio camino.

-¿Saben? debo ir a casa de una vez -les anuncio, interrumpiendo lo que parecía ser el plan de lo que harían en camino a sus casas... o más bien, a casa de James solamente.
-¿Por? -pregunta él.
-Es que quiero hacer pis. Eh, la pasé bien hoy, gracias por todo a ustedes dos. Adiós.
-Espera un momento.

James me sostiene del brazo suave. Mi amiga observa expectante. Para mi sorpresa, yo también. No esperaba que él me detuviera. Pero sigo sin querer estar aquí.

-En serio debo irme -insisto.
-Es que tengo que decirte algo.
-Me lo puedes decir otro día. Ya sabes donde trabajo.
-Mandy, no sé si pueda...
-Mira, lo lamento, James. Nos vemos pronto.

Sin más, me safo. Unas palabras firmes bastaron para por fin poder escapar de aquí, así que empiezo a caminar en dirección al oeste.

Pude ver cómo me quedaron mirando extrañados, además se quedaron callado por unos segundos. Bueno, no me importa.

Me siento un poco susceptible. Faltando una cuadra para llegar a casa me la he pasado preguntándome qué me está ocurriendo. La primera respuesta que obtuve de mi subconsciente es: Me molesta que James y Clarabella puedan llegar a ser novios. ¿Y por qué? creo que Clarabella es una chica agradable. Claro, no la conozco al 100% pero a James tampoco. ¿Cómo puedo pensar que ella podría ser un peligro para él cuando hay una posibilidad que sea al revés? en este momento no me lo puedo contradecir.

¿Estoy enojada? tengo miedo de que James vaya a pensar de que lo estoy y sin razón aparente. Lo peor, y ahora reacciono, fue que no fui muy educada al despedirme. ¡Es que tan solo quería escapar!

"¿Qué era esa cosa que me quería decir James?" pienso también. Y por más insignificante que haya sido eso, tal vez me estoy comenzando a arrepentir de haberlo dejado con la palabra en la boca. El bichito de la curiosidad me comienza a invadir, pero inmediatamente me digo a mí misma: Ya pasó. Y sí, por mucho que piense y piense, no cambiará el hecho de que él no logró decirme lo que quería. Bueno, tal como le dije, si tan importante es, en cualquier momento irá otra vez a The Zone y me lo dirá.

Llego a mi puerta, tocó el timbre y mi mamá me recibe. Me dice que supuso que salí con alguien y que preparó pastel de zanahoria. Le digo que iré a darme una ducha y luego veré si bajo, pues estoy cansada.

En el fondo, no sé si será una completa verdad.

Yo diría que, siendo sincera, estoy apenada.

ese chico malo 一 james hetfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora