Habiendo terminado el trabajo, llegó a casa cerca de las 21 horas.
No planeo bañarme ni cenar, tan solo pensar. No sé en qué: en la vida, en el destino, en el chocolate que encontré en el suelo de The Zone y no me lo comí porque iba a parecer una muerta de hambre... quiero sentarme en el borde de mi cama a leer y releer la carta de James.
Ya me siento más tranquila. No me siento impotente como la primera vez, más bien siento nostalgia. Me agrada recordar de vez en cuando las pequeñas vivencias que ambos tuvimos.
Del cajón de mi mesa de noche, saco la carta que yo le escribí a él y que no le planeo entregar jamás. También la leo.
Al terminar, sonrío. Ambas cartas encajan muy bien. Una es la premisa, la otra la respuesta. Son como las piezas que se complementan la una a la otra.
Y vuelvo a pensar en que no se la daría a James. Me da temor asumir abiertamente que tengo estos sentimientos hacia él de manera tan sincera. Tan solo creo que debo dejarlo para mí y mi tranquilidad.
El sueño viene a visitarme, así que, haciendo un esfuerzo, voy a lavarme los dientes y vestirme con pijama, para por fin descansar el cuerpo y sobre todo la mente, la cual es la que más necesita de la máxima tranquilidad y paz posible.
[...]
Carta de Mandy
Querido James:Me siento bastante corta al escribirte, pero si no comienzo hoy, no lo haré nunca.
Nunca logré decírtelo, pero gracias. Por aparecer en mi vida, por los pequeños detalles que tuviste desde un comienzo, por agregarle vida a mi vida o simplemente por hacerla un poco más entretenida.
Y, a pesar de que me siento feliz por haberme considerado amiga tuya, estoy triste, no solo porque ya no estás aquí y no te puedo contar esto a la cara: me siento sola.
No soy un ser sociable por excelencia y cuando de la escuela se trata, prefiero ser perfil bajo, y hoy más que nunca. Paula—no sé si alguna vez te hablé de ella, pero es una amiga que hice hace mucho tiempo y con quien he compartido experiencias inolvidables—está encantada con el novio que tiene, y lo está tanto que ha decidido dedicarse por completo a él, y eso me aleja de sus planes por completo. Por otro lado, Clarabella y yo congeniamos al inicio pero ya no deja de hablar de ti, diciendo que te extraña a morir y que es difícil para ella vivir sin ti, y aunque muchas veces bromee y no lo diga en serio, cuando llego a casa y me recuesto en la cama pienso en que yo sí te extraño, más de la cuenta a veces, así que poco a poco estamos dejando de conversar, pues es raro decirlo pero, las palabras de Clarabella son como chocarme con la pared llamada realidad, y la realidad es que ya no estás aquí.
Me avergüenza, sí. Llevamos poco tiempo de habernos conocido. Evidentemente no acostumbro a sentir apegos emocionales hacia una persona tan rápido, pero te soy sincera: me emocioné contigo. No soy tan buena congeniando con el sexo opuesto así que me sentí importante al haberlo hecho contigo, incluso si no eras la persona ideal para que me acompañe por todo ese tiempo.
Sé que tú y yo somos muy jóvenes, y cada uno ha pasado por sus cosas. Al parecer, nuestras crianzas han sido muy distintas, aunque no me has contado tanto de ti. Lo sé porque pude notar ciertas inseguridades en ti, camuflada por actitudes controladoras y salvajes tuyas que no se terminan de desarrollar por completo porque, aunque le das miedo a algunas personas, yo sé que hay fragilidad en ti.
Mi objetivo es tranquilizarte, que ya la gente te logró superar. Sí, ya no hablan de los problemas que hacías en las calles y del miedo y/o rechazo que algunos te tenían, ¡más bien ahora todos tienen empatía por ti!
He escuchado comentarios de vecinos de la zona donde me dijiste que vivías y dicen que comprenden tu comportamiento como una reacción a lo que sucedió con tu mamá. ¡No sé cómo pasó! pero es una muy buena noticia, ¿verdad?
¿Y cómo lo sé? mejor no lo preguntes.
Pero... si realmente quieres saberlo, he pasado por ahí en algún momento, aunque en realidad no conozco donde queda tu casa exactamente. Tan solo quería caminar por los lugares en donde caminaste.
Espero no te asustes, tan solo te extrañaba. Y como hasta hoy. A veces más, a veces menos.
Sin embargo, eres solo un chico ¿sabes? y todo lo que siento va a pasar. Sí, se van a solidificar los momentos en donde reímos y nos apenamos, cuando hablamos por primera vez y por última. Aunque, más bien yo diría penúltima. Esa vez que nos juntamos en el parque fue maravillosa, y yo, con mis miedos y vergüenzas, supe divertirme y sentir alegría.
En fin, ya basta de que se trate de mí. Hoy yo espero que estés mejor que bien. Bueno, sé que la noticia de tu madre sigue fresca, pero tiempo al tiempo, James. Yo sé que, desde donde ella esté, te ama incondicionalmente. No la conocí, pero tan solo sé que te amaba mucho. Y tú a ella de la forma más sencilla y pura, de eso estoy segura.
También deseo que puedas cumplir todas las metas que hoy tienes. Aún no sé que es lo que te gusta, pero sé que si desarrollas tus talentos todo el mundo logrará ver lo que eres capaz de darles y si algún día tienes familia e hijos, ellos serán los que disfruten contigo de todo lo fascinante que has conseguido.
Me gustaría darte un abrazo, pero mejor me lo guardo por si algún día y si Dios quiere, dártelo más fuerte.
Me despido, agradeciéndole de nuevo por aparecer en mi vida y bendiciendo la vez en que te presté dinero en el arcade-que no es necesario que me lo quieras devolver, cuando te lo di fue de muy buena voluntad-. Espero con muchas ansias algún día ver esos ojitos azules con mucho brillo gracias al sol.
Te aprecia,
Mandy
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ese chico malo 一 james hetfield
FanfictionUna ingenua adolescente narra cómo admira a un vecino suyo con mala fama gracias a su pésima actitud con todos menos con ella. ♡ Esta historia cuenta con playlist; ¡fíjate en el primer capítulo!