[𝗖𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗗𝗼𝘄𝗻𝗲𝘆, 𝗖𝗮𝗹𝗶𝗳𝗼𝗿𝗻𝗶𝗮, 𝗘𝗘.𝗨𝗨; 𝘃𝗶𝗲𝗿𝗻𝗲𝘀, 𝟭𝟴 𝗱𝗲 𝗲𝗻𝗲𝗿𝗼 𝗱𝗲 𝟭𝟵𝟴𝟬]
La campana suena y sé que es hora de salida.
Me pongo de pie, agarró mi mochila, me colocó la chaqueta y me dirijo a la puerta exterior de la escuela, tratando de escabullirme de la multitud de alumnos, pues el tumulto de gente no es que me haya agradado desde siempre que digamos.
Llevo 1 semana asistiendo a clases y, para suerte mía, no me ha ido tan mal. Bueno, esperaba no adecuarme, debido a todo lo que ha pasado en vacaciones, sin embargo soy una chica hábil para moldearme según el contexto.
Estoy a menos de dos años de graduarme y mi perspectiva sobre la vida se está volviendo cada vez más realista, pero sin dejar de ser optimista. Lo digo porque hoy escribí mi primera carta para James.
No se la voy a enviar, y aunque quisiera, no tengo su dirección. Lo hice solamente para... desahogarme. Y es que lo extraño, claro que sí.
Tal vez podríamos decir que es una carta que demuestra mi gratitud y plenitud de paz interior. En resumen, le escribí para agradecer la montaña rusa de emociones desde que apareció en mis días. Sin aquello, mi vida aún sería de un tono grisáceo y sobre todo, rutinaria.
De camino a casa, pienso en él. Hasta el momento, no puedo olvidar esa pequeña mirada de ojos caídos pero brillantes gracias al sol invernal, con luz blanca, que aprendió a salir por los días.
Aquí supe también que, mientras mis pasos me llevaban por el camino largo, yo era como una pequeña barca: una adolescente dieciseisañera dispuesta a flotar conforme el viento me guíe. Aunque no parezca, he querido ser una mujer como mi madre desea, o como mis amigas desean, o como la televisión dice que una muchacha debe ser, de lo contrario no conseguirá un hombre que la quiera. Hoy, sé que debo trabajar, y muy pronto hacerme adulta. Junto con eso, tomar mis propias decisiones. Y James logró ser el que me dirigió y no con él, sino a seguir mi propio camino. ¿Qué hizo? ¿y cómo lo hizo? ¡no lo sé, no lo puedo responder ahora! tan solo me sorprende la claridad que hay en mí y este mundo parece ser increíble de recorrer y ahora a mi manera.
Hace frío, a pesar de la calidez de mi corazón. Me pongo los guantes que guardé en mi bolsillo y, cruzando mi camino, paso por una tienda de radios y logro escuchar Sailing de Christopher Cross. Entonces, tomo atención a un retazo de la letra, que parecía que hablaba para mí.
"Navegar me lleva a donde siempre he oído que podría ser. Solo un sueño y el viento para llevarme, y pronto seré libre."
Yo sonrío.
[...]
En el mostrador, y con las yemas de mis dedos ensuciándose de polvo gracias a apoyarme sobre el vidrio que nadie limpió, y que no tengo tanta gana de limpiarlo al menos ahora, espero que más gente empiece a llegar. The Zone suele alcanzar su aforo permitido luego de las 5:00 p.m. y el reloj está a punto de marcar la hora esperada.
Clarabella, al parecer, no tiene turno hoy. De lo contrario, habría llegado ya. No estoy segura si está enterada de la noticia, pero de una forma u otra, a penas me vea no dejará de hablarme y cuestionarme cosas, de eso estoy más que segura. Me hace suspirar.
Y no es que me moleste hablar con ella: desde que Paula está enamorada, las llamadas hacia mi casa han disminuido, las pijamadas de amigas ya son inexistentes y hoy a penas me saludó y se despidió de mí. Clarabella parece ser la chica que será parte de esta nueva etapa de mi vida, si se puede llamar de esa manera, sin embargo somos casi polos opuestos, y una forma extraña de explicarlo es que me siento más tranquila cuando no está. Al menos eso ocurre por hoy.
Los clientes llegan. Hay uno que otro chico feliz porque parece que han esperado toda la semana para que sus padres le den permiso para venir a The Zone. Me dedico a recibir dinero y entregarles fichas.
Mi mirada no se separa de la puerta de entrada. "No vendrá, Mandy. No está en Downey ya" me digo, pero no lo logro comprender por completo. La esperanza toma lugar en mi corazón, y una voz interior me susurra que no pierda la ilusión, que nada es imposible.
Así, sigo con mi trabajo. En mi bolsillo guardé una pequeña libreta. Creo que aquí podré escribir lo que sienta en los pequeños ratos libres, sobre todo para desahogarme.
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ese chico malo 一 james hetfield
FanfictionUna ingenua adolescente narra cómo admira a un vecino suyo con mala fama gracias a su pésima actitud con todos menos con ella. ♡ Esta historia cuenta con playlist; ¡fíjate en el primer capítulo!