xxxi ; the winner takes it all

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Habiendo despertado hace un rato, me dedico a barrer un poco la sala y aspirar la alfombra ayudando a mi madre. Ella me ha contado que está preparando un pescado a la naranja y es uno de mis platillos favoritos así que hoy tendré un banquete.

A las 3 p.m. almorzamos en familia. Con mi padre hablamos de algunos artistas que a mí me gustan. Le menciono cantantes como Cher, Barbra Streisand, Diana Ross, Michael Jackson, Prince... a lo que mi padre responde "tu música es muy fresa. Deberías introducirte más en artistas como The Who, Cream, Jimi Hendrix, Carlos Santana, ¡incluso Led Zeppelin! eso es música". Claro, no lo menciona con afán de pelear, tan sol cree que ellos son los monstruos de la música.

Mil y un conversaciones se aparecen en la mesa. Me da gusto: hace tiempo no me sentía motivada para hablar con ellos.

Luego de almorzar, decido dar un paseo por el parque al que solía ir hace tiempo. Ese parque en el que James y yo estuvimos anoche.

Cuando él no estaba, llegué ir una o dos veces. Rayos, le extrañaba, y mis tontas esperanzas me decían que me iba a sentar en una banca y al alzar la mirada lo iba a encontrar ahí, pero por supuesto eso no ocurrió. Sin embargo, él está en Downey ahora y, al menos durante una semana, seremos los mejores amigos que hayan podido pisar la tierra.

Sigo creyendo que seremos amigos... aunque nos hayamos besado. Fue algo fantástico. Fue mi primer beso. Sin embargo, creo que más pesa mi cariño por él como amiga que cualquier otro sentimiento.

Al caminar sobre el césped, me doy cuenta que estoy siento feliz. Al fin creo que he conseguido la felicidad al saber que todo es brillo y plenitud en mi vida: tengo una familia preciosa, dos amigos geniales con los que puedo reír hasta explotar-aunque al parecer estén intentando tener algo-, estoy escribiendo cuentos muy bonitos en mi libreta y mis dibujos no se quedan atrás, me va considerablemente mejor en los estudios y lo más curioso: James está en Downey conmigo. Digo curioso porque jamás creí que un chico iría a aportar a mi felicidad.

Y, pensándolo bien, creo que después de todo lo que sucedió ayer y poniendo mis sentimientos sobre la mesa, puedo llegar a una conclusión.

Creo que me gusta James.

Pero vamos, que no es tan grave. No quiero que seamos novios y nos casemos a la luz del atardecer en la orilla de la playa, tan solo me agrada su compañía y sé que es un chico maravilloso.

No planeo hacer algo al respecto. Bajo ninguna circunstancia se lo diría, creo que sería hasta imprudente porque no sé lo que siente él. Me refiero: un beso no significa exactamente que James esté enamorado de mí. Además, él estaba en un momento de fragilidad. Al menos hasta que tenga conocimiento de las emociones del rubio, me quedaré callada.

Decido ir por un camino asfaltado. Yendo de frente, llego a los juegos para los niños. Me acerco a los columpios porque, sorprendentemente, uno estaba vacío. Es raro: el parque suele estar lleno por las tardes.

Me siento en uno de ellos. Con toda la confianza del mundo me impulso y ¡aquí estoy! columpiándome junto a los niños. Creo que poco importan algunos que me observan extrañados, pero a la mayoría de ellos no les importa. Los juegos son de dominio público, ¿no?

Mirando al cielo y yo sonriendo, me columpio más. Comienzo a reír, pues verdaderamente me siento gozosa. ¡Qué chistosa es la vida!

Luego de algunos minutos, me bajo. Veía una niña que quería subir.

No importa, al menos me he divertido.

"Ya puedes subirte, nena" le anuncio a la pequeña sonriente y sigo mi camino. Volviendo a andar por la acera, me pongo a observar el exterior con gusto. ¡Es que el mundo entero se ve con color!

Me fascinaría que James estuviera aquí, así podría terminar de pasarla más genial aún.

Ya que es un parque relativamente grande, decido ir por un lado el cual nunca he ido antes. Hay árboles por todos lados y césped, mucho césped. A lo lejos puedo ver una pareja sentados en el suelo natural verde siendo cariñosos.

De locura, recuerdo a James. ¿Será que mi subconsciente realmente quiere vernos así con él? Rayos, tal vez ya debo ir a casa. El ver mucho la calle me esta emocionando tanto que estoy pensando bobadas.

Estoy a punto de voltear para tomar el camino a mi vivienda cuando la chica que vi acaramelada con el chico me parece familiar. ¿Qué será? ¿debo arriesgarme a echar un vistazo? Y dando algunos pasos más hacia ellos, puedo notar unas largas trenzas. ¿Y qué conocida mía utiliza trenzas?

Eso, Clarabella.

Tal vez lo más adecuado sea no acercarme: no es mi intención arruinar el momento con el que parece ser su novio. ¡Qué bueno! eso indica que ya olvidó a James.

Aunque, realmente me gustaría saludarla. Siempre fue una chica buena conmigo y un gesto de buena onda sería al menos un: "Hola, que gusto verte nuevamente." Y puede ser que ella también tenga unas palabras bonitas para brindarme.

Al diablo, decido acercarme.

Mientras camino hacia ellos, intento descifrar quién es el muchacho y si lo conozco. Es difícil, ya que está de espaldas. Aunque es muy probable de que no lo conozca, pues nunca conocí al círculo social de Clarabella. Sin darle importancia, sigo dirigiéndome a la pareja.

Yo, con un semblante contento, trato de pensar como saludarla luego de meses de no saber nada de su vida. ¿Será que puedo comenzar con un "¡chica de las trenzas! ¿me recuerdas?"? Uhm, tal vez no. Suena demasiado ensayado. Además no creo que se haya olvidado de mí como para hacerle recordar mi existencia. Pensar en un saludo es algo complicado.

Cuando estoy por solo cruzar la acera para encontrarlos, el muchacho que realiza un movimiento que me permite verle el rostro. Entonces, yo observo.

Maldita sea. No puede ser que esté viendo lo que me parece que veo.

Me detengo. Me escondo detrás del árbol más cercano que encuentro, rogando al cielo que ninguno de los dos me haya visto.

En un movimiento inesperado de parte de los muchachos, sellan su unión con un beso.

Y yo, puedo sentir como mi corazón se quiebra y mis ojos se cristalizan.

ese chico malo 一 james hetfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora