26.- La sorpresa de Hedwig

6.4K 589 291
                                    

Para disgusto de Harry, Severus hizo que se quedara en la cama medio día la mañana siguiente a la destrucción del vínculo sanguíneo.

– Papá, lo juro por Merlín y todos los antepasados ​​Prince, ¡estoy bien! – Protestó Harry. – Ya ni siquiera tengo dolor de cabeza –

– ¿Ni siquiera? – Severus miró a su recalcitrante descendencia con severidad. – ¿Entonces tuviste uno y no me lo dijiste? –

– Uh, bueno, fue justo después de que me desperté, y Draco me dio un remedio para el dolor de cabeza y desapareció –

– ¿Ha tenido más dolor de cabeza desde entonces? – preguntó su padre.

– No. Papá, por favor, no estoy enfermo, ¿por qué tengo que quedarme en la cama? –

– Como precaución –

– Papá, estás exagerando –

– Si lo estoy, es prerrogativa de los padres. Ahora, no más discusiones, Harry. Quédate en la cama y descansa. Haré que Draco te traiga un poco de té y avena –

Harry gimió, luego se preguntó si podría convencer a Draco de que lo dejara escapar. Lástima que no me sobró poción multijugos desde el momento en que Hermione la preparó. Entonces Draco y yo podríamos cambiar de lugar.

Unos cinco minutos después, Draco entró, con la bandeja del desayuno flotando frente a él. El mago rubio tenía un ceño malhumorado en sus hermosos rasgos.

– Tienes toda la suerte, Harry –

– ¿Por qué? Estoy atrapado en esta maldita cama todo el día – refunfuñó Harry, tomando la bandeja del desayuno que flotaba frente a él y colocándola en su regazo. Se quedó mirando la comida y dijo: – ¿Qué demonios, papá cree que no comí durante una semana o algo así? Hay comida para tres personas o Crabbe y Goyle aquí – Draco se sentó en el borde de la cama.

– Algo de eso es mío, Snape. El tío Sev pensó que si comía aquí contigo, podría hacer entrar en razón a tu terco pellejo – Se sirvió el segundo tazón de avena, espolvoreado generosamente con canela y trozos de plátano.

– Aquí hay algo de sentido. Consíguenos un poco de poción multijugos y cambiaremos de lugar – sugirió Harry, comiendo salchichas.

– Buen intento, hermanito. Pero no tengo prisa por morir todavía, a diferencia de ti –

– ¿Morir? ¡Oh, no seas tan dramático! Él no te matará solo por eso –

– ¿No? Bueno, me hará desear estar muerto. De ninguna manera. No vale la pena –

– No tienes sentido de la aventura – Harry frunció el ceño en su taza de jugo de merlinna antes de sorberlo.

– Es cierto. Tengo algo mejor. Un sentido de autoconservación – Draco bromeó, comiendo una tostada. Masticó rápidamente y luego dijo: – No te entiendo, Harry. Cualquier otro niño estaría saltando de arriba a abajo, pasando un día entero en la cama sin nada que hacer más que relajarse. Pero tú actúas como si fuera una sentencia de prisión... en nombre de Merlín, ¿por qué? –

– Simplemente no me gusta estar atrapado en una habitación por mucho tiempo. Me hace... no sé, me vuelve loco. Y no hay nada malo conmigo, papá está siendo una Nelly Nerviosa –

Draco se tapó la boca con una mano para contener la risa.

– Me encantaría oírte llamarlo así en su cara, Oh, valiente cachorro de león – Harry le lanzó una mirada furiosa.

– Bien. Podría ser un Gryffindor, pero no soy un suicida – Cogió su tenedor y jugó con el resto de su salchicha. – No puedo creer que esté atrapado aquí durante las próximas cinco horas. Bien podría morir de aburrimiento – Draco le dio una mirada que decía que Harry estaba completamente loco.

El Heredero de Prince Manor (Severitus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora