El Heredero de Prince Manor (Severitus)

28.- El mago y el guerrero

Como si el hecho de que su padre, normalmente reservado y bastante estricto, de repente se enzarzara en una guerra de barro con ellos no fuera lo suficientemente sorprendente, verlo abrazar a la pequeña mujer parada en el césped fue suficiente para que los dos niños se preguntaran si se habían ido a dormir y estaban soñando. Severus rara vez iniciaba los abrazos, por lo general ocurrían porque uno de los chicos fue y lo abrazó primero, aunque él siempre los abrazó a cambio. Pero ambos habían visto con sus propios ojos a Severus acercándose a la mujer a la que llamaba Sarai y abrazándola lo suficientemente fuerte como para levantarla parte del camino del suelo.

Por supuesto, eso no fue difícil de hacer, considerando el tamaño de la mujer, ella apenas medía metro y medio, era delgada como una niña, con una mata de cabello oscuro y corto y rizado del que sobresalían orejas ligeramente puntiagudas. Una vez que Severus la dejó en el suelo, los chicos pudieron ver que ella también tenía una cara esbelta con pómulos altos y sus ojos eran de un verde oscuro, ligeramente inclinados en las esquinas. Estaba bronceada y en forma, vestía un par de calzas de cuero color mantequilla y una túnica que le llegaba hasta la mitad del muslo, de color casi del mismo verde que sus ojos. Alrededor de su cintura llevaba un tahalí gastado con una espada corta y una daga y un arco y un carcaj colgado a la espalda. También tenía botas de caza que le llegaban hasta las rodillas con las solapas dobladas.

La ropa y las armas estaban muy gastadas y eran cómodas, aunque lo primero que pensó Harry al verla fue que no parecía mayor que una estudiante de séptimo año de Hogwarts, diecisiete o dieciocho años. ¿Y este era el maestro de papá? Es tan pequeña que apenas le llega al pecho.

Draco también se quedó sin palabras al ver a la mujer medio hada. ¿Esta mujer es la que supuestamente podría arrojar al tío Sev al suelo durante la práctica de kin-sa-dor? ¡No tiene más de un tercer año! ¡Soy más grande que ella, por el amor de Merlín! Apuesto a que podría llevarla en un combate, no parece tan peligrosa.

Los ojos verdes de Sarai brillaron cuando miraron a su antiguo alumno, que desde entonces se había convertido en algo diferente a sus años anteriores, luego se volvió para presentarse a los niños curiosos que estaban parados unos metros más allá del Maestro de Pociones, cubiertos generosamente en barro.

– Bueno, parece que ustedes dos tuvieron lo peor de esa pequeña escaramuza, ¿eh? – Ella agitó un dedo para regañar a Severus. – Ten piedad, Sev, y límpialos, así puedo presentarme como es debido, ¿no? –

Severus asintió con la cabeza, sonrojándose un poco, aunque Draco habría jurado que nada podría alterar la compostura de su padrino, y cantó un rápido encantamiento de cuidado sobre los dos niños, desterrando la capa de barro y agua y dejándolos de nuevo parecidos a niños de catorce años en lugar de monstruos de barro.

– Caballeros, ¿puedo presentarles a Lady Sarai Kinsalari Valinek, pariente y espadachín, miembro de la guardia de la Gran Reina y su prima? –

– Primo muy lejano, Severus. Aproximadamente seis veces alejado, del lado de tu tatarabuelo, casi como puedo imaginarlo, nunca fui muy bueno leyendo tablas de linaje – Ella miró a los dos chicos con aguda apreciación. – ¿Y usted es? –

– Draco Malfoy, mi señora – respondió Draco, dándole una leve reverencia, como le habían enseñado cuando conoció a una bruja de sangre pura de igual rango. – El tío Sev es mi tutor y mi padrino –

– Bien conocido, Draco – dijo Sarai, acercándose para estrechar la mano extendida de Draco. – Y, por favor, no me miren a mí, eso es para los de la corte, a quienes yo vigilo, no para mí. Sarai servirá, o el capitán Valinek, si insiste en la formalidad –

Draco pronto descubrió que no había nada débil en el agarre de la guerrera, era firme como el de un hombre, y cuando la miró a los ojos, vio sabiduría y conocimiento en ellos que desmentían su apariencia juvenil. Luego se volvió hacia Harry.