El Heredero de Prince Manor (Severitus)

4.- Lo que se siembra de recoge

En la semana que siguió, la vida de Harry mejoró diez veces, gracias al nuevo orden de cosas impuesto por Severus. Se le permitía dormir hasta las nueve cada mañana, ya que ahora Petunia estaba preparando el desayuno. También se le permitió comer en la mesa, mientras que Dudley y Vernon se vieron obligados a pararse detrás de su silla y atenderlo como sirvientes, comiendo lo último de todos ellos, y luego solo las sobras. No se atrevió a protestar mucho, porque Snape no estaba de humor para escuchar ningún tipo de súplica de clemencia para ninguno de los hombres de la familia Dursley. La propia Petunia también había recibido el borde áspero de la lengua del Maestro de Pociones por su trato con Harry, hasta que se llevó a Severus a un lado y dijo – Sé que probablemente no me creerás, pero gran parte de cómo traté a Harry fue dictada por mi esposo. Vernon nunca accedió a acoger al hijo de Lily –

La boca de Severus se torció – Quizás podría haber estado mejor allí –

– No. Ese viejo mago, Albus Dumbledore, insistió en que criara a Harry, dijo que tenía que ver con algún tipo de magia de sangre, no entiendo lo que quiso decir, pero me hizo prometer que aceptaría a mi sobrino no. importa qué. Haz lo que tengas que hacer, pero asegúrate de que el niño se quede aquí, me dijo. Él es tu sangre y, como tal, tienes una obligación con tu hermana. Ella criaría a tu hijo si te fueras, Petunia – Los ojos de la mujer estaban muy lejos mientras revivía el único encuentro que había tenido con Albus Dumbledore, antes de que él le diera al bebé Harry para que lo criara. – ¿Qué podía hacer, Sev? Se lo debía a Lily... así que convencí a Vernon de que lo acogiera, pero él siempre me odió por eso... y odió a mi sobrino. Abominación, lo llamó, e insistió en que compórtate con él como si fuera un jornalero –

– ¿Por qué no te negaste, Petunia? Nunca tuviste ningún problema en decirme a mí o a Lily qué hacer cuando éramos niños – acusó Severus. – ¿Me estás diciendo que no podrías enfrentarte a esa morsa, Petunia Evans? –

Petunia se sonrojó y sus ojos azules brillaron enojados. – ¡Eso es fácil de decir para ti, Snape! Tienes magia y eres de un tamaño con él. Me pesa más y es mucho más fuerte además. Y a él... no le gustan las mujeres que le hablan. Yo Me enteré de que la primera semana que estuvimos casados, cuando llegó a casa y dejó huellas de barro por todo el piso y le grité que se limpiara los pies. Me golpeó contra la pared. Le gusta que sus mujeres sean tranquilas y... y sumisas... Ni siquiera puedo conseguir un trabajo porque él cree que el lugar de una mujer está en casa y él tiene todo el dinero. Yo solo obtengo lo suficiente para marketing y ropa. Dudley puede tener lo que quiera, por supuesto, y Harry... se queda con lo que queda –

– ¿Cuánto tiempo ha estado abusando de ti, Petunia? – La voz de Severus estaba llena de ira. Otra cosa más que le debía al gran pudín. – ¿Con qué frecuencia te golpea? –

– No me ha pegado por... desde hace bastante tiempo. Su negocio ha ido bien, acaba de conseguir un ascenso y un aumento. Tengo cuidado de hacerlo feliz, Severus. No me hará daño si es feliz, no es un vagabundo borracho como tu padre –

– No tienes que ser alcohólico para golpear a una mujer, Tuney – dijo en voz baja – Algunos hombres están predispuestos a tales cosas, les resulta natural. Y una vez debería haber sido suficiente para hacerte ir. ¿Por qué no lo hiciste? –

– ¿Dónde habría ido, con un bebé recién nacido? No es que me hubiera permitido quitarle a su precioso hijo. Su heredero. ¡Oh, no! Me dijo justo después del nacimiento de Dudley que si alguna vez le decía a mi hermana, cualquier cosa que pasara en nuestra casa, él se encargaría de que me metieran en un manicomio de por vida. Y él también podía hacerlo, tenía las conexiones y el dinero, Severus. Todavía lo hace, Dios me ayude –