15.- Vergüenza y envidia

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A pesar de su sueño interrumpido la noche anterior, Severus se las arregló para despertarse a su hora habitual de las seis de la mañana. Estaba acostumbrado a levantarse incluso más temprano que eso para las clases en la escuela, pero se permitía una hora extra de sueño durante el verano, últimamente su cuerpo le recordaba que realmente necesitaba esa hora extra. Se sintió aliviado al encontrar a Harry todavía durmiendo pacíficamente, y fue a tomar una ducha y vestirse, pensando si debería insistir en que el chico compartiera su pesadilla con él, como lo había hecho la última vez.

Tenía la sensación de que esta pesadilla había sido un poco diferente a las demás, ya que antes de los sueños habían engendrado ataques de ansiedad, mientras que éste había provocado que Harry reaccionara más con dolor que con absoluto terror, a pesar del ataque de náuseas al final. Severus deseaba saber más sobre el trauma psíquico adolescente, pero su campo era Pociones, no Psicología Infantil, aunque decidió buscar en la biblioteca y ver si alguno de los dueños anteriores de la mansión había comprado algún libro sobre el tema. Sospechaba que podría haber algunos, porque los herederos de la mansión eran muy leídos y más de uno había venido a vivir aquí después de vivir en la sociedad muggle.

Aun así, Severus sabía que una de las mejores terapias era simplemente hablar sobre lo que temías o lo que te estaba molestando, el solo hecho de hacerlo liberaba una gran cantidad de tensión reprimida, y esa liberación era algo que Harry necesitaba con urgencia, no solo en las secuelas de una pesadilla, pero como una elección consciente. Intentaría animar a su hijo a compartir sus sentimientos y, con suerte, Harry estaría de acuerdo, pero de lo contrario Severus no lo presionaría todavía. Quería que Harry viniera a él, no que obligara a su hijo a revelar cosas que eran privadas y dolorosas, invadiendo la mente del niño con Legilimancia o Veritaserum.

Severus era él mismo una persona profundamente reservada y reveló su pasado y su corazón a muy pocos, pero de esos pocos, uno había sido Lily y el otro había sido Harry. Draco conocía algo de su pasado, pero no se había atrevido a revelar mucho, por temor a que de alguna manera regresara a Lucius. No es que Draco lo hubiera traicionado voluntariamente, pero Lucius no tuvo reparos en usar métodos duros con su descendencia para obtener información, y Severus no se había atrevido a arriesgarse. Ahora, sin embargo, era una historia diferente.

Cuando salió del baño, vestido con una blusa gris informal, pantalones negros y suaves mocasines negros, encontró a Harry todavía dormido, durmiendo el sueño de los exhaustos, y lo dejó allí y fue a despertar a Draco para ayudarlo a preparar el desayuno.

Draco, quien como Severus sabía muy bien, era el rey de los quejosos y los adolescentes amantes del sueño, no le gustaba que lo despertaran a las siete en punto. Giró su rostro cuando Severus lo sacudió y lo llamó, enterrando su cabeza debajo de la almohada.

– Mmm... Diez minutos más... Estoy demasiado cansado para levantarme ahora, tío Sev. Ten piedad –

– Draco, levántate ahora. Tienes todo un día de tareas para completar y cuanto antes te despiertes, antes podrás terminarlas y acostarte después –

El chico malhumorado murmuró algo sobre los maestros de pociones malvados y los padrinos sádicos en la almohada y se negó a moverse hasta que Severus le quitó las mantas sin piedad y dijo con voz sedosa: – Te voy a contar hasta diez para que te levantes por tu cuenta, antes de conjurar un Snape Special solo para ti, mi rebelde ahijado –

Draco gimió. – Ahh, bien, tío Sev! No es justo! Apenas conseguimos dormir la noche anterior gracias a Harry y ahora me quiero levantarse a la hora del amanecer. ¿Qué es esto, el ejército sangrado? – Se tapó la cara con la mano y trató de quitarse las mantas por la cabeza, pero Severus no aceptaba nada de eso y comenzó a contar en voz alta.

El Heredero de Prince Manor (Severitus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora