33. La Casa del Faro

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Después del entierro te olvidé.
O eso quise hacer para no llorar, para no sufrir, para tratar de sobrevivir en este mundo sin ti.
Me hundí en el trabajo, en los quehaceres de la casa, en ver el calendario y no saber en qué día estaba. Estaba muerta en vida.
Regresé un año después a la casa del faro.
Lugar donde habíamos sido felices y reído mucho tiempo.
Hoy ya no estás. Tu risa se ha apagado y tu voz esfumado.
Tus libros, tu ropa, las viejas fotografías.
Todo está igual y a la vez no.
Lloré. Debo seguir adelante.

#fotografía del faro

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