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Lee Felix cayó al suelo, la sangre que estaba vomitando le destrozó el pecho. El dolor parecía obligarle a permanecer como si fuera un diminuto ovillo. Se estaba asfixiando, como en las veces anteriores...

Miró el anillo de su dedo anular en la mano derecha. Lo llevaba todo el tiempo durante más de diez años. Lo veía siempre que tenía algún problema y se convirtió muy pronto en una cuerda que le sostenía firmemente y lo anclaba a su propio y caprichoso amor.

Las cosas que eran preciosas para él, son baratas y estúpidas a los ojos de los demás. Los hechos crueles continúan pasando frente a sus ojos como un desfile interminable que le dice claramente: «Tu existencia es una broma».

Su anillo le parece molesto y se demora demasiado en quitarlo. Es difícil verlo y es doloroso el levantarlo. Pero sabe que este pequeño círculo plateado no es más que un rastro vano y superficial de lo que alguna vez tuvieron. De los momentos que ya no están.

Cerró los ojos, se limpió la boca y dejó el anillo lejos... Excepto por el suave sonido del piso crujiendo al fondo cuando camino, no dejó nada de él atrás.

Lee ha estado recostado en la cama durante mucho tiempo y al final, cuando se siente menos destrozado, se levanta, lava su cara, se limpia la ropa y cocina para los gatitos. Sintió que posiblemente estaba de verdad muy adormecido, como si fuera una marioneta forzada a mover sus extremidades...

Sollozó, por los viejos tres años y los pocos días que le quedaban.

Cuando Hyunjin regresó a su casa, Felix estaba leyendo un libro en la sala de estar. No reaccionó ante el sonido de la puerta moviéndose, solo se dedicó a continuar con su lectura con una sonrisa de completa satisfacción.

Pequeño Lix. —Hyunjin parecía aliviado por su sonrisa. Mirarlo disfrutar de algo fue como si hubiese tomado una profunda bocanada de aire fresco después de esos días que le parecieron más bien como una década. Él dijo—: Estoy de vuelta.

Felix dejó suavemente sobre el sofá la sencilla colección de poesía clásica, y miró al hombre que estaba en la entrada sin mover ni un solo músculo. Hyunjin tiene un gran ramo de jazmines en las manos, sus ojos son profundos y también lucen cariñosos.

Lee dijo con una sonrisa:

—¿Son para mí?

Se levantó para recoger las flores, y Hwang Hyunjin le dio entonces un beso en la mejilla.

Por supuesto, que son tuyos. Tú eres mi jazmín.

Lee Felix tomó el ramo, pero no pudo encontrar pronto un jarrón. Después recordó que el jarrón ya se había roto. Hyunjin observó con una mirada tonta al pecoso, parado con su gran ramo de flores en medio de la casa. Incluso parecía que comenzaba a sentirse incómodo por la forma en que lo hacía.

Cuándo las flores se sequen, podemos guardarlas. En tu libro se verían bien. —Hyunjin sonrió—: ¿No comes todavía? Voy a hacerte algo rápido.

Son apenas las seis de la tarde y Felix no acostumbra a comer tan temprano. Las medicinas son suficientes como para hacerle sentir lleno. Lee se para junto a la puerta de la cocina y mira a Hwang con el mismo aspecto de un niño. Lee decía cosas como:

Ponle sal. No pongas vinagre. ¿El pescado lleva cilantro? Qué estúpido...

Hyunjin terminó colocando sal de más. Sacudió la mano y vertió una gran cantidad de vinagre antes de arrojar el perejil.

Si esto termina teniendo mal sabor, voy a culparte a ti.

Hyunjin sonrió y pellizcó la mejilla pecoso de Felix. Él se sintió herido por el toque de su mano.

Á𝓶𝓪𝓶𝓮 𝓣𝓪𝓷𝓽𝓸 𝓒𝓸𝓶𝓸 𝓟𝓾𝓮𝓭𝓪𝓼 // 𝙷𝚈𝚄𝙽𝙻𝙸𝚇 // 𝙼𝙸𝙽𝙻𝙸𝚇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora