En el pasado, Hwang Hyunjin deliberadamente no pensó en las consecuencias detrás de todas sus acciones. Pero ahora, de repente, comprende que siempre se ha sentido avergonzado por su actitud hacia Felix.
Le debe demasiado, está en deuda con Lee Felix desde el principio y, además, siente que es bueno para él principalmente porque todavía le gusta. También hay mucho egoísmo, la clase de arrogancia que los hombres millonarios no entienden y parece incluso, ansioso por expresar su propia vanidad. Ver el cuerpo de Lee Felix aproximarse al suyo otra vez, será un orgullo. Está seguro de que sus disculpas serán aceptadas y entonces, se sentirá muy bien nuevamente.
La primera vez que Lee Felix y Hwang Hyunjin estuvieron juntos de una manera íntima, fue en el cumpleaños número 18 de Hyunjin. Estaban en un hotel barato y no contaban con muchos dólares. La vieja cama de madera parecía a punto de caer, al buró le faltaba una pata, no tenían condones y ninguno poseía experiencia en el sexo. Hyunjin actuó impulsivo y curioso, y Lee se puso nervioso. Ese momento fue realmente doloroso, y placentero... Pero los sonidos del gozo que emitía Lee Felix casi no se pudieron escuchar. Lee no se atrevió a jadear porque la habitación estaba demasiado mal insonorizada. Desde entonces, Felix fue un amante tolerante, nunca se quejó y parecía acostumbrado a guardar sus quejas. En ese momento, el amor de Lee Felix y Hwang Hyunjin no era falso.
Solo que Hyunjin parece haberse amado siempre un poco más.
Ahora, en este punto presente en el que la vida y la muerte están rozando sus mejillas, Hwang Hyunjin descubrió que ama a Lee Felix más de lo que pensaba. No mucho, solo que lo quiere más de lo que se quiere a sí mismo. Ahora, si hay una reunión con él, siente que necesita decírselo. Explicarle que el amor de Hwang Hyunjin por Lee Felix nunca se ha reducido. Por el contrario, se ha apilado en estos días hasta convertirse en una torre inmensa. Al principio, fue la pasión juvenil, más tarde, fue la confusión de que la pasión se estaba retirando para darle paso a la tentación y al final, quedó el verdadero entusiasmo. El que vale la pena. El calor de Lee Felix empapó a Hwang Hyunjin durante más de diez años, y el corazón que tenía como piedra, se abrió para brotar agua de manantial.
Los labios de Hwang Hyunjin eran de un azul intenso cuando volvió a subir al avión, se frotó el pecho dos veces y sacó el medicamento de su bolsillo. El asistente del copiloto apuntó en secreto a Hyunjin a través del espejo retrovisor, preocupado. Cuando fue a la sede de Seúl por última vez, todavía podía dejar fascinadas a las personas con su porte, sus gestos dominantes y sus ademanes absolutamente confiados. Ahora, solo en los últimos seis días, la derrota de este hombre es tan evidente como las montañas en el sur.
En las horas siguientes, no dio ninguna otra orden.
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Hoy es un día nublado, y hay viento por la tarde. La casa es fría y húmeda y parece estar en pausa.
La respuesta inmunitaria del cuerpo de Lee Felix es más sensible a este clima. Después de un día entero, todavía no ha logrado comer nada. Minho se sintió angustiado por su extrema debilidad y le dio un poco de agua con miel. Finalmente, Felix la vomitó sobre su ropa e incluso algo de sangre comenzó a escurrir por sus comisuras. Minho estaba tan asustado que su cara se volvió absolutamente blanca, y tuvo que ir al hospital, aunque la suspensión del auto estaba fallando.
Lee Felix se está desvaneciendo en el asiento trasero mientras van de camino, y Minho acelera como un demente. El castaño teme que ya no pueda envolverlo en sus brazos cuando tenga frío, está realmente alterado, su corazón se siente inestable mientras más aprieta el volante. No quiere experimentar tanto dolor, pero lo está haciendo.
Por el hecho de ser un médico durante tanto tiempo, solía odiar a los familiares de los pacientes que acudían al hospital con llanto histérico implorando una solución. Rogando por una vida... Pero ahora, Lee Minho entiende que cuando tienes a una persona que realmente amas, pálida y muriendo en tus manos, no es sorprendente caer en la desesperación.
Minho entra gritando en la sala de emergencias. Teme perder su alma, al compañero que no sabía que necesitaba. Teme que se vaya su pasado y se esfume su futuro cuando lo haga el propio Lee Felix.
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Cuando Felix se despertó, su rostro ya estaba mejor pero todavía se veía absolutamente pálido. Minho aún mantiene su postura inicial, sosteniéndole entre sus brazos. No sabe en qué pensar.
—... ¿Qué tienes?
La voz baja y débil de Lee Felix provoca que los ojos de Minho se enfoquen lentamente en él. Sonríe y le contesta:
—Estaba imaginando estupideces.
El pecoso no preguntó mucho, y rodeó suavemente la cintura de Minho con ambas manos:
—Yo acabo de soñar contigo.
—¿En serio?
—Sí.
—¿Qué pasó en el sueño?
—Te quedabas en la distancia. Viéndome vender flores. Te aproximaste a mí y me dijiste: ¿Estás vendiendo flores? ¿O tú eres una flor?
Minho se rio como si estuviera avergonzado:
—¿Y te compré?
Felix dijo con una sonrisa indefensa:
—Todos me dijeron que los sueños no tienen nada que ver con la realidad. ¿Te lo conté una vez verdad? —Lix hizo una pausa—. Te lo ruego... Vamos a casa. El aroma del hospital es demasiado difícil de oler.
Lee Minho sonríe levemente y dice:
—Si me arrodillo delante de ti ahora… ¿Me permitirás dejarte aquí para que te den tratamiento?
—¿Utilizarás tu rostro bonito para obligarme a aceptar?
Mira los ojos de Minho, sonríe y suspira. Su expresión es verdaderamente triste, tanto que no puede soportar mirarlo por demasiado tiempo.
Felix se lame los labios y de repente, levanta la cabeza. Un beso suave y pausado, un beso absolutamente lento, se imprime en la boca de Lee Minho.
—Minho... He sido tuyo el resto de mi vida. ¿No puedes ser feliz por eso?
