Hwang Hyunjin y Lee Felix, no tuvieron mucha química al principio. Hyunjin era bueno en los deportes, pero fue admitido como estudiante de bellas artes. No le gustaba estudiar. Además de dormir, estaba pintando todo el tiempo y también, lucia perdido la mayoría de las veces. Lee Felix era un erudito muy estandarizado. No dice más que las palabras necesarias, escribe sobre cosas preciosas y le sonríe siempre a todos con demasiada sinceridad. Siempre se veía bien. Siempre olía bien. Las personas así naturalmente no son malas.
Una tarde, el maestro que estaba trabajando como un simple sustituto, puso a Hwang Hyunjin y a Lee Felix juntos en la misma mesa de trabajo. La primera frase que dijeron Hwang y Lee al mismo tiempo fue: «Hueles muy dulce»
El abuelo de Felix sembró un árbol de jazmín en el patio de su casa. Cuando se abrieron las flores, las habitaciones estaban llenas de esa fragancia y entonces pensó, que debido a eso su cuerpo también estaba repleto de ese dulce aroma. En el segundo día, Lee recogió un pequeño ramillete de jazmines para Hyunjin. Estaba pensando que podía lograr que él oliera de la misma manera.
Hwang Hyunjin se rio con ganas, le mostró sus dientes blancos y después le dijo en un susurro:
-Gracias.
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Hwang Hyunjin no es un sujeto molesto. Sabe que a Lee no le gusta que le interrumpa durante las clases, tampoco le agrada del todo que pinte cuadros sobre él y prefiere las tardes silenciosas que salir con los otros chicos a jugar los fines de semana.
A las chicas de la clase les gustan los muchachos iguales a Hyunjin, y hablan sobre él prácticamente todos los días.
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Hwang Hyunjin le teme al profesor de la clase. A veces, durante la primera hora, copia rápidamente las tareas de inglés sin que él se dé cuenta. Otros días no lo necesita, a veces finge olvidar su cuaderno y entonces murmura:
-Pequeño Lee, dame una copia de tu ensayo.
«Pequeño Lee»
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La relación entre los dos parecía no estar destinada a nada más profundo... Hasta que un día, cuando Lee Felix subió a ver a Hwang Hyunjin al enrejado de la azotea, se tropezó en las escaleras y se lastimó. Perdió el equilibrio, se estrelló contra un muro y cayó sobre sus rodillas con tanta fuerza, que pronto pareció estar hundido en un pequeño charquillo compuesto por su propia sangre. Lee Felix estaba ya lo suficientemente asustado para cuando Hwang corrió a su lado y le ayudó.
Hyunjin estaba sujetando los hombros del pecoso. Este se encontraba soportando el dolor y suspirando con tristeza entre las oleadas de aire frío para cuando le escuchó decir:
-Hoy estás tan fragante. Estaba pensando en las flores de jazmín, cuando te vi llegar.
Felix se sorprendió de repente.
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La relación entre los dos es mucho más cercana que antes. Hwang a menudo invita a Lee para que vaya a verlo jugar al baloncesto. Todos se ríen y dicen que cada vez que Felix está observando a Hyunjin, es tan feroz como una enorme peonía.
No hay nadie que se atreva a pasarle la botella de agua una vez que han terminado de entrenar... Porque Hwang Hyunjin solo quiere que Lee Felix sea el único tocando sus cosas. Encargándose de él.
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Más tarde, un día, Lee descubrió que Hyunjin, que siempre había odiado leer, estaba mirando un poema extranjero. Su mirada ceñuda y ansiosa era inexplicablemente linda.
-¿Estás intentando hacer crecer tus habilidades literarias?
Lee Felix se rio de él.
-Mencionaste este libro con el comité estudiantil ayer. ¿Está mal que me interese en lo que te interesa?
Hyunjin levantó las cejas, los ojos que le observaron en ese momento, eran profundos y sensualmente juveniles.
Felix se rio otra vez:
-En realidad no es interesante, no me gusta. Al comité de estudio le gusta y yo quería ser popular. Me gusta como escribe Chris.
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A principios de junio, el jazmín del abuelo llegó a su fin. Lee Felix sabía que a Hyunjin le gustaban las flores, y especialmente, lo llevó a verlas. Caminaron juntos durante más de una hora antes de llegar a la casa del abuelo. El jazmín del patio estaba lleno de incienso, de lámparas de aceite. Hwang repentinamente abrazó a Lee y olfateó como un gran perro sobre su cuello. Sus ojos eran amables, su boca estaba llena de sonrisas profundas:
-Es el mismo tipo de aroma. Eres tan dulce.
Felix se sintió inexplicablemente sonrojado.
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Era el examen final en el tercer año de la escuela secundaria. Hyunjin sabe que Lee está a punto de regresar a casa, así que lo retiene en las profundidades del callejón más cercano. Luego, estaba allí, sosteniéndolo gentilmente entre sus brazos:
-Escuché a otros decir que te gusta Chris. Te compré su libro. Espero que puedas disfrutar de esto y, por cierto... ¡Tienes que disfrutar de mí también!
Han pasado catorce años. Hwang Hyunjin tiene 31 y Lee Felix, acaba de cumplir los 30.
