Á𝓶𝓪𝓶𝓮 𝓣𝓪𝓷𝓽𝓸 𝓒𝓸𝓶𝓸 𝓟𝓾𝓮𝓭𝓪𝓼 // 𝙷𝚈𝚄𝙽𝙻𝙸𝚇 // 𝙼𝙸𝙽𝙻𝙸𝚇

𓃠 51 𓆟

Lee Minho, es muy bueno con Lee Felix. Mucho más afectuoso que Hwang Hyunjin. Tampoco tiene problemas en mostrar su afecto y su infinito amor.

Le regaló a Felix unas luces de bengala para que pudiera jugar en el jardín y le llevó a comprar materiales para los gatos. Compró palas y rastrillos y comenzaron a rascar pequeños surcos en la tierra para plantar semillas... Porque Lee Felix quería tener unos rosales frente a su ventana. Sumado a ello, está el hecho de que Minho logró convencerlo para que lo dejara ocupar la otra mitad de su cama. Aunque la colcha y las almohadas aún se quedaban de su lado, es absolutamente obvio que la brecha entre los dos cada vez va volviéndose más pequeña.

El castaño empujó suavemente la puerta para abrirla. El dormitorio tenía un pequeño grupo de cálidas luces de noche color naranja. Se acercó, Felix estaba recostado sobre la cama leyendo un libro.

—¿Qué estás viendo?

Lee Minho se sentó a un lado en el colchón y giró su cabeza hacía Lee Felix. El pecoso sonrió y pasó la página del libro sin devolverle la mirada.

—Se llama: Los seis capítulos de la vida, de Chris Bang.

Minho se inclinó más hacía Felix y apoyó la cabeza en su suave hombro. Carraspea la garganta antes de decir:

—Tuve una pesadilla anoche.

—No me sorprende que te despertaras entonces... Estabas sollozando en tus sueños.

Minho se quejó:

—¿Llorar me vuelve menos profesional?

No quería decirle que en realidad soñaba con Lee Felix, caminando lejos de él por un campo lleno de jazmines. Observó que, mientras más intentaba alcanzarlo, más lejos había llegado... Y finalmente se convirtió en una nube y subió al cielo. Felix cerró la tapa de su libro, volteó el cuerpo y dijo:

—Los sueños nos muestran lo contrario a la realidad.

Minho se alejó un poco, elevando los hombros:

—¿Sabes? He tenido contacto con algunos de mis viejos compañeros de Busan. Parece que la medicina allí avanza mucho más rápido que en otras provincias.

El pecoso sabe que Minho ha cambiado abruptamente de tema, pero quiere creer que solo lo hace porque está avergonzado de mostrarle que a veces, también tiene miedo. El tono de Felix es frío al contestar:

—No quiero que intentemos más cosas para salvarme.

Minho se quedó congelado, y miró fijamente los ojos del pequeño Lee.

—¡No puedes quedarte aquí sin hacer nada!

—Eres médico. Si un paciente no tiene cura, ¿qué es lo que le dices? ¿Continúas dándole un tratamiento que ya no funciona o respetas su última voluntad mientras todavía piensa correctamente?

Felix, ladeó la cabeza. Se niega a mirar a Minho siempre que comienza a actuar así.

—No es seguro que no te puedas curar...

El corazón de Minho duele, e incluso las palabras que quiere lanzarle no están claras dentro de su mente. Felix extiende los dedos y frota con suavidad la cara de Minho. Sus ojos son amables.

—Si realmente me amas, no me obligues. La quimioterapia es muy dolorosa, las drogas son corrosivas... Lee... ¡Los brazos me empiezan a picar! Lee, me duele... La aspiración de médula ósea también me lastimó, la hemodiálisis me lastimó. ¿Realmente quieres hacer de mis últimos días una tortura antes de morir en el hospital?