Lucía amaneció con una gran sonrisa. No se podía creer lo que había pasado el día anterior. Tenía un pequeño presentimiento de que algo saldría mal pronto. No le podía ir todo tan bien.
Esquivando el pensamiento negativo, se levantó y comenzó a arreglarse.
Se asomó por la ventana y el aroma de los jazmínes de alrededor de su casa junto al sol que hacía esa mañana le dio una sensación de paz. Aspiró por última vez y salió de su habitación. Esa tarde tenía pensado salir de compras con Carolina. Carolina tenía muchas ganas de pasar tiempo con ella y le hacía mucha ilusión ir a comprarle cositas al bebé de Lucía.
- ¡Buenooooos días! - Dijo Lucía con tono alegre. Se sentía genial ese día.
Sus padres se miraron uno al otro y se sonrieron. Lucía llevaba tiempo que no sonreía como ese día.
- ¿A qué se debe esa efusividad?.- Le preguntó su madre contenta.
- Simplemente me he levantado de buen humor.- Dijo dirigiéndose a la cocina.
Cogió unas fresas y le echó nata por encima. Tenía mucha hambre esa mañana.
- Hoy voy a salir con Carol que llevo mucho que no la veo.- Dijo metiéndose una fresa con mucha nata en la boca.
- Eso es lo que tienes que hacer. Salir y distraerte, que siempre estás encerrada.- Le respondió su madre mientras planchaba una camiseta.
Lucía puso los ojos en blanco y siguió comiéndose sus fresas. Mientras miraba su móvil esperanzada en que le escribiera Erick. Pero por desgracia no tenía ningún mensaje de él. Una punzada de decepción le dio en el pecho. ¿Y si ya se había arrepentido de lo que le dijo ayer?
Se levantó a dejar el plato sucio a la cocina. No pensaba quedarse sentada dándole vueltas a la cabeza a una tontería. Hoy estaba contenta y nada ni nadie arruinaría ese día. Le dio un beso a su madre y, tras un hasta luego, se dirigió hacia donde había quedado con su amiga.
Lucía decidió arreglarse un poco. Tenía puesto su vestido favorito. Un vestido azul con estampado de margaritas y mangas abullonadas. Se sentía guapa.
Se sentó en un banco, a esperar a su amiga. Miraba su móvil cuando alguien hizo que levantara la mirada.
- ¡Eeeeey! ¡Qué guapa estás Lucía!- Dijo Carlos sonriente. Iba de la mano de un niño pequeño.
- Hola Carlos. Muchas gracias.- Dijo sonrojándose por el cumplido.- ¿Y tú cómo te llamas?- Le dijo al pequeñín, levantándose y agachándose a su altura.
El niño se escondió detrás de Carlos agarrándole la pierna.
- ¿Qué pasa Martín? ¿No vas a saludar a mi amiga? - El niño negó con la cabeza.
- Buenooo... Yo tenía un caramelo por aquí. Se lo tendré que dar a otro niño que si me salude.- Dijo Lucía poniéndose de pie y sacando un caramelo de su bolso.
- ¡Yo lo quieroooooo! Porfi, dámelo.- Le dijo el niño saliendo de su escondite y poniéndole cara de pena a Lucía. Lucía riéndose le dio el caramelo. Ese niño le daba mucha ternura.
Tras esa breve charla, Carlos y Martín se fueron diciéndole adiós a Lucía. Ella se quedó en el banco esperando a su amiga.
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Erick llegó a su casa aquella noche agotado físicamente y mentalmente. Aunque hubiera sido una de las mejores noches de su vida, ahora tenía que hacer frente a Sara.
Suspirando entró a su casa sin hacer mucho ruido. Vio la luz del salón encendida y se dirigió hacia allí.
- Hola, hijo. ¿Dónde estabas? Acabas de salir del hospital. Deberías descansar.- Dijo su padre en tono acusatorio.
- Hola a todos.- Dijo mirando a su madre, a los padres de Sara y a Sara.- Quería salir un rato a dar una vuelta. No sé si sabes que acabo de salir de un cuarto en el que he estado por meses encerrado.- Dijo con ironía.
- A mí no me hables así.- Se acercó su padre a él.
- Déjalo Jacobo. Tiene razón.- Dijo su madre intentando calmar la situación.
- Lo siento pero me voy a mi cuarto. Estoy cansado.- Dijo en modo despedida y subió a su cuarto. Así esquivaría a Sara, por los menos por esa noche.
Nada más llegar se echó en su cama y soltó otro suspiro. Que estresante era todo, pensó. Cogió su móvil para mirar WhatsApp. Se metió en el chat de Lucía. Aún no habían hablado nada pero él lo que quería era ver su foto de perfil. Aparecía ella sonriéndole a la cámara con un gatito en sus brazos. Ver esa foto le dio ternura y la estuvo mirando por un tiempo. Hasta que se quedó dormido sonriendo pensando en lo que había pasado con Lucía ese día. Definitivamente estaba loco por ella.
Tras un rato dormido, se despertó notando que alguien estaba junto a él. Era Sara. Se había acostado a su lado mientras él dormía.
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Siento mucho la tardanza. Estoy pasando por una mala racha y no tengo muchas ganas de escribir pero hoy me ha apatecido escribir este capitulillo.
Muchas gracias a todos los que leéis esta pequeña historia. Me ayudais a sentirme mejor conmigo misma. Muchas gracias de verdad.
OS QUIERO MUCHO!!!! 💞💞
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¡ A TRAVÉS DE TU VENTANA !
Teen FictionGracias a Lucía, Erick podrá ser rescatado del infierno en el que se encuentra. Pero... ¿Qué pasará después? No todos los finales son felices.