A La Altura

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Nishinoya Yuu

-Deberías dejar de caminar así. - advirtió tu amiga que se encontraba a tu lado, tomando plácidamente un jugo de caja.

-¿Cómo?

-¡Andas jorobada siempre! - inmediatamente después se agachó para exagerar la forma de caminar. - Si yo tuviera tu altura caminaría con quijada en alto y me burlaría de los más enanos.

-Mmm...

Y sí, suponías que medir 1,79 era algo bueno para estar en la preparatoria, pero tu personalidad no era compatible con ser el centro de atención; y ciertamente cuando estabas en grupos de solo mujeres, tu estatura llamaba mucho.

-Siento que estoy al descubierto si me paro bien. - respondiste por fin.

-Oh vamos, no te hará nada, con ese tamaño nadie se metería contigo. ¿O acaso lo haces por Nishinoya?

-Ah... no creo...

-Son pareja desde hace unos meses, ¿han tenido problemas con eso?

-Bueno, Yuu tiene mucha confianza en sí mismo, así que no le molesta... o por lo menos eso es lo que dice...

-¿Qué clase de hombre no tiene problemas cuando su novia es más alta que él?

-De verdad... No creo que Noya se preocupe por eso...

-Ya veo porqué caminas de esa forma, seguramente tienes miedo de lastimarlo...

-¿Me estás escuchando?

Cuando estabas a punto de aclarar una vez por todas la situación, sonó el timbre que indicaba el comienzo de clases, tu amiga se despidió para dirigirse a su salón, y tú fuiste al gimnasio para la clase de deportes.

-Es imposible que a Noya le moleste eso, si así fuera no hubiera querido estar conmigo desde el principio... - te motivaste a ti misma.

Mientras estabas inmersa en tus pensamientos, una voz familiar te sacó del lío mental que tenías.

-¡Aquí estás! Lamento no haber ido a comer contigo, tenía que entrenar un poco con los muchachos. - sonrió Nishinoya.

-¡Yuu! Eh.. Mmm... pensé que te encontraría camino al gimnasio, así que te traje otra botella de agua. - extendiste tu mano con el líquido para que él la tomara.

-¡Hey! - el joven te miró con los ojos entrecerrados y la nariz arrugada, mientras que con un dedo señalaba su mejilla, mostrándola.

Te pusiste roja cuando te diste cuenta que no lo habías saludado como siempre, era algo normal que tú fueras la que le diera el beso; ya que él necesitaba que tú te agacharas para poder hacerlo. Bajaste un poco la cabeza y le diste un suave beso en el pómulo.

-¡Siempre das los mejores besos! - exclamó con la energía recuperada, y con un ligero rubor debajo de los ojos.

-¿Acaso recibes besos de alguien más? - preguntaste a propósito para ponerlo en aprietos.

Él asintió.

-Solo no se lo digas a mi madre, ¡le dolería si le digo eso!

Reíste ante la ocurrencia que acaba de comentar, él solo te miraba sin dejar de sonreír. Poco después viste que tus compañeros de clase ya llegaban para hacer deporte en el gimnasio.

-Creo que me tengo que ir. - le dijiste mientras te agachabas para darle un beso de despedida.

-Oh, está bien, te veo más tarde entonces. - respondió cabizbajo, mientras se retiraba, dejando tus labios en el aire. - ¡Nos vemos!

Colección One-Shot: Haikyuu!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora