Cuando Crezcas

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Sugawara Koushi

-¡Shiro! - exclamaste desde la cocina mientras terminabas de freír la carne.

-¡Dime, mamá! - gritó en respuesta mientras se asomaba por las escaleras.

-¡Dile a tu padre que se apure, van a llegar tarde a la escuela!

-Ya voy...

Los Sugawara generalmente era un hogar muy silencioso, donde pocas veces se alzaba la voz a menos que ocurriera un accidente. Aunque tú eras "un tanto" más explosiva que Koushi, con el tiempo fuiste adquiriendo la virtud de la paciencia y la calma; sobretodo cuando diste a luz a Shiro, tu única hija que actualmente tiene seis años; pero es que, justo ahora, justo hoy, Koushi y tú se levantaron tarde; y ahora están corriendo a contratiempo para llegar temprano a la escuela.

El problema más grande no era que Shiro llegara tarde, una vez a la quinientas no iba a afectar sus calificaciones, pero había un pequeño detalle...

-¡No puedo llegar tarde! ¿Qué dirá el director? ¡Seré un mal ejemplo para mis alumnos! - Murmuraba él mientras terminaba de peinar a Shiro.

Sí, tu esposo era maestro en esa escuela, ahora tenías que apurar a dos niños para que lleguen presentables a ese palacio del saber.

-¿Porqué no le dices que tuviste un pequeño accidente... o que amaneciste enfermo? Solo sería por esta vez, ¡tú nunca llegas tarde!

Koushi tapó los oídos de su hija antes de que escuchara lo que acababas de mencionar, y te miró profundamente.

-Querida, ¡quedamos que no diríamos mentiras! ¡Shiro no puede recibir un ejemplo así!

Ella seguía tomando su desayuno mientras miraba alrededor, sin siquiera imaginar lo que sus padres conversaban, y al parecer, tampoco le importaba.

-Está bien, está bien, me equivoqué... ¡Pero es que no te pueden llamar la atención solo por un día al año! - seguiste quejándote mientras tomabas el almuerzo para guardarlo en el morral de tu esposo.

-Hoy es un día importante, tenía que llegar a recibir a la directiva...

No lo dejaste terminar de hablar, en un santiamén pusiste el pedazo de pan que le faltaba comer a Shiro en su boca, mientras con la otra mano arreglabas la corbata de él.

-Papi siempre se ve guapo cuando va a la escuela. - la niña miraba con ojos brillantes de admiración y amor por su padre, sobretodo cuando sus compañeros se referían a él como "Profesor".

-¡Ya está, todo listo, nos vamos! - declaraste mientras cargabas a Shiro, y empujabas a su padre al auto.

Después de un veloz viaje por las pistas, y de aguantarte de gritarle a todo conductor que se cruzara en su camino, llegaron a la escuela con un minuto de retraso.

-¡Está bien! Yo llevaré a nuestra hija, tú ve con el director. - trataste de tranquilizarlo, cuando en realidad la más estresada y ansiosa en ese momento eras tú. - Shiro, despídete de tu padre.

-Pero si voy a ver a papi en el salón...

-Ah, es cierto, había olvidado que este año le tocó enseñar a tu salón.

Estiraste el uniforme de tu hija con las manos, terminaste de arreglar las pequeñas coletas que Koushi había dejado a medio hacer y le diste la lonchera en mano.

-Recuerda: Nada de "pá" ni de "papi", lo que debes decir es...

-Profesor Sugawara.- completó la niña moviendo la cabeza como si estuviera repitiendo de memoria.

Colección One-Shot: Haikyuu!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora