Capítulo 14 Aquí sí se permiten omegas.

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Capítulo 14

Aquí sí se permiten omegas.

Una vez terminado el beso, Fabián se alejó, no sin antes dirigirle a Luis una mirada de advertencia. Adriana, quien estaba en los vestuarios en el momento de la discusión, llegó rápidamente al escuchar todo el jolgorio e intentó detener a William cuando este dio media vuelta, alejándose de allí.

Ella nunca había estado muy de acuerdo en que los omegas no pudieran hacer parte del equipo. Siempre había pensado que un equipo mixto podía ser mucho más competitivo, sin embargo, en aquel entonces, William no quería ni que se le mencionara el tema por lo que había decidido dejar las cosas así.

Pues bien. Ahora, su otrora capitán estaba recibiendo cucharadas muy amargas de su propia medicina y aunque sin duda se lo merecía, ella no dudaba de que, aun así, estaba más que claro que la situación no debía ser nada fácil para él.

—¿No te parece que no era necesario tratarlo así? —dijo ella, acercándose a Luis—. William siempre fue muy amable contigo.

—¿Amable? —Luis dejó escapar una risita antes de dar media vuelta y encarar a su compañera de equipo—. No confundas condescendencia con amabilidad —masculló, irritado—. William nunca vio a nadie de este equipo como un igual. Ni siquiera a Daniel, que era su mejor amigo. Esas ideas locas que tenía sobre la pureza Alpha le tenían le cerebro lleno de mierda y estoy muy contento de lo que le sucedió. No pienso echarme para atrás.

—¿Y qué opinas sobre lo último que dijo? Ninguno de nosotros hizo nada para evitar o censurar su comportamiento.

—Era muy difícil llevarle la contraria en los tiempos en los que era amo y señor de este lugar —argumentó Luis—. Eso habría significado no poder nadar.

—Pues ese omega de allá le llevó la contraria —dijo Adriana, señalando a Julián—, y yo lo veo nadando igual.

Frunciendo el ceño, Luis trató de lanzar una nueva replica, pero ya no importaba. Adriana se había marchado, dándole la espalda. Julián y los demás, quienes seguían muy interesados en lo que estaba sucediendo al otro lado del complejo, vieron la forma como William pasaba cabizbajo a lado de ellos y luego, resignado, se acercaba a tomar sus cosas para irse de allí.

Daniel parecía muy afectado por la situación, sin embargo no parecía dispuesto a realizar ninguna acción. Iniciativa que, en contra de todo pronóstico, sí fue realizada por Julián. Una invitación que sorprendió a todos y especialmente a un muy anonadado William.

—Aquí sí se permiten omegas —expresó, cuadrándose en todo el frente de la pileta—. Pero eso sí... si quieres entrar, deberás vencer a Alejandro.

***

Tras dos días de tratamiento, Zully se sentía un poco mejor. Si bien era cierto que los medicamentos tendrían su efecto completo luego de dos semanas de iniciados, por lo menos la intranquilidad y la necesidad de salir de casa para ir en busca de William estaban dominadas. Ya llevaba dos días sin asistir a clases y no podía seguir faltando a más. Pronto iniciarían los primeros exámenes y quería arrancar siendo el mejor como había sido siempre en su anterior escuela.

Decorar con su fotografía el marco de honor de su salón era su objetivo y continuar en esa posición el resto del año. Tampoco era que tuviera demasiada competencia en su aula, a decir verdad. Y no era porque pecara de soberbio, que quizás lo era un poco; sino porque su coeficiente intelectual siempre había estado un poco por encima de la media. Cuando estudiaba en la escuela para omegas pensó que quizás se debiera a ello, pero ahora que se encontraba entre omegas, betas y Alphas supo que lo suyo no era sobrevaloración.

Cruel summerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora