Capítulo 8. Una dura realidad.

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  Capítulo 8.

Una dura realidad.

Brandon Presley abrió el sobre con los resultados genéticos de su hijo y los leyó. No entendía por qué el médico familiar había solicitado aquellos exámenes si era muy obvio lo que iba a encontrar. Alphas dominantes sólo podían tener Alphas dominantes; no existía otra posibilidad. Su familia sólo tenía Alphas dominantes y la familia de su marido también. Sus hijos tenían que ser todos Alphas dominantes. Realizar estudios genéticos era una completa pérdida de tiempo y de dinero. Los recientes problemas de salud de William tenían que ser por otra cosa.

William Presley Giraldo, 16 años.

Género: Omega

El corazón del hombre dio un vuelco. Aquello que estaba leyendo tenía que ser un error; un maldito error. El resultado de aquella prueba era una completa locura; un imposible absoluto. Ofuscado tomó el teléfono y llamó al consultorio del doctor y varios minutos después la secretaria lo comunicó directamente con el médico. Brandon se sentó y se llevó la mano diestra a la cabeza. Temblaba.

—Doctor Saldarriaga, buenos días. Lamento si lo interrumpo pero acabo de recibir los resultados de las pruebas genéticas de William. ¡Es una barbaridad! ¿Con qué clase de laboratorio mediocre trabaja usted? ¡Esos resultados son un completo absurdo!

Del otro lado de la línea, Brandon escuchó un leve suspiro. Al parecer, el buen doctor también había visto los mismos resultados y parecía que ya estaba esperando aquella llamada.

—Señor, Presley. El laboratorio que trabaja conmigo es el mejor del país. Los resultados de William son reales. Yo mismo les pedí que los verificaran no una, ni dos, sino tres veces y el resultado fue siempre el mismo. William es un omega. Esa fue la razón por la que el tratamiento que le dimos hace un mes perjudicó tanto su salud. Ustedes aseguraron que el chico era un Alpha dominante y me mintieron. Nunca hasta ahora le habían realizado estudios genéticos al muchacho.

Brandon apretó fuerte la bocina del teléfono. Se puso de pie.

—¡Mi esposo y yo somos Alphas dominantes! Es genéticamente imposible que tengamos otra clase de géneros y mucho menos un jodido omega.

—En ese caso será mejor que ustedes mismos revisen sus genes —anotó el doctor, conservando la calma—. A lo mejor ustedes dos no son Alphas puros como creen.

—¿Qué quiere decir, doctor? —siseó peligrosamente Brandon.

—Yo no especulo nada —anotó el galeno—. Sólo les digo que no hay error en las pruebas y que si no quieren creer en mi laboratorio, entonces pueden hacer las pruebas donde mejor les parezca.

—Eso es lo que vamos a hacer —sentenció el otro hombre—. Qué esté muy bien y hasta nunca. Creo que no hace falta decir que consultaremos con otro doctor. Es obvio que usted no es tan bueno como nos dijeron.

Sin más palabras, Brandon colgó el teléfono. Cuando su esposo llegó ambos miraron los resultados y Oliver, el padre de vientre de William, bufó al leerlos.

—Qué tontería —descartó, tirando los papeles sobre la mesa—. Te dije que lo mejor era mandar las muestras al exterior. En Londres hay laboratorios mil veces mejores que aquí. Es obvio que esos resultados son una tontería. En fin, preocupémonos por cosas verdaderamente importantes como la demanda que tengo interpuesta contra el idiota de mi hermano. Necesito que las acciones de la empresa telefónica pasen este mismo mes a mi poder. Con ellas podremos distraer por unos meses más a los padres de Fabián mientras vemos qué es lo que realmente está sucediendo con William. No podemos perder ese compromiso; ¿entiendes? Quiero a Will casado antes de que termine el año.

Cruel summerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora