Capítulo 5 ¿Ganamos?

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   Capítulo 5

¿Ganamos?

El resto de la semana transcurrió sin contratiempos. Julián terminó por perderle por completo el miedo al agua y ahora flotaba perfecto y nadaba con cierta soltura. Era un gran logro teniendo en cuenta que el primer día no dejó de temblar todo el rato. Alejandro y él se quedaban dos horas más que el resto del equipo a fin de obtener mejores resultados en tan corto tiempo, pero pese a ello, la realidad comenzó a caer sobre el omega al cabo de los días; y ese día, en especial, se sentía particularmente desmotivado.

—Esto es imposible —dijo en una de las vueltas, sosteniéndose del borde de la pileta para descansar un poco—. William es un nadador de élite; es completamente obvio que no voy a ganar.

—¿Y ganar es lo único importante? —preguntó Alejandro, colocándose frente a él—. Vamos, ganar no lo es todo. Vamos a demostrarle a ese imbécil que sus palabras de menosprecio y desdén no te afectaron; que en una semana pasaste de temblar como una hojita a nadar solo y con algo de técnica. Me gustaría ver la cara del cretino cuando sepa que antes de tu reto ni siquiera sabías flotar y que al paso que vas podrías ser un gran candidato para ir con nosotros a las nacionales. Tienes resistencia, una condición física envidiable y tienes carácter para asumir los retos. Eres un deportista nato. Si ese tonto no lo ve, entonces presentaré una carta al director solicitando tener dos equipos de natación y en unos meses ya veremos quienes van a las nacionales.

Julián se quedó mudo. ¿En serio Alejandro estaba pensando en retar a William fundando su propio equipo de natación? ¿Si perdía el día del encuentro podían hacer eso?

—Ya lo hablé con Daniel —dijo el Alpha con una sonrisa—. De hecho, fue él quien consideró la posibilidad. El miércoles vas a nadar con todas tus fuerzas y sólo pensando en hacerlo con todo tu corazón y energías. Sin importar el resultado, ya eres un ganador.

—Eres muy bueno —sonrió Julián, acercándose a Alejandro para abrazarlo por el cuello. Su amigo tenía razón: ser omega nunca le había sentado mal y no empezaría a agachar la cabeza por ello. Había nacido y crecido en la capital, un lugar donde la gente solía ser más abierta de mente para aceptar a los omegas en todos los ámbitos; las historias que le contaban sus padres sobre la época de sus abuelos habían quedado atrás. No iba a empezar a sentir vergüenza ahora, después de todo lo vivido por sus ancestros. No importaba donde estuviera y con quién se enfrentara, él siempre demostraría de qué estaba hecho.

—Tienes que estar muy seguro y confiado todo el tiempo —le sonrió Alejandro, tomándolo por la cintura—. Por cierto, mañana entrenarás con Daniel; yo no estaré disponible.

El gesto de sorpresa de Julián fue tan evidente que Alejandro sintió que tenía que explicarle el motivo. Le daba algo de vergüenza hacerlo pero para qué mentir; después de todo se trataba de algo perfectamente normal.

—Mañana será mi celo —anotó, desviando la mirada. A pesar del agua sus mejillas se pusieron rojas y cuando finalmente fue capaz de alzar la vista vio que Julián estaba igual de rojo que él—. Lo siento, no debí decirte eso. Te hice sentir incómodo —se excusó.

Julián negó rápido con la cabeza. No quería que Alejandro se sintiera avergonzado pero el celo era algo que seguía produciéndole mucha ansiedad. No estaba seguro si sería correcto tocar el tema con un Alpha, pero después de todo también lo había hablado con Zully y Zully también era un Alpha.

—No es eso... es sólo que yo... yo aún no he tenido ningún celo.

Los ojos de Alejandro se abrieron como platos. Jamás habría pensado que Julián fuera inmaduro sexualmente a pesar de su edad. Sí, había chicos que se desarrollaban tarde, pero por lo general esos solían verse muy aniñados pese a los años. Julián tenía un cuerpo alto, proporcionado y atlético; el de un omega desarrollado. ¿Tendría algún problema de salud como Zully? Alejandro no pensaba que ese pudiera ser el caso.

Cruel summerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora