Capítulo 23 Enemigo silencioso

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Capítulo 23

Enemigo silencioso.

—Zully, suelta a William. Vamos.

—¡No quiero! —chilló el adolescente, sudando a mares mientras se aferraba cada vez más fuerte a la cintura del otro chico.

—Déjenlo aquí conmigo —pidió William, mirando a sus padres con carita de súplica.

—Imposible —negó Oliver, tomándo a su hijo de la mano—. El celo de este niño ya empezó y necesitamos sedarlo antes de que se ponga violento.

—No se pondrá violento. Ya está más calmado —volvió a intentar William, frotando su mejilla contra los sudorosos cabellos de su Alpha—. Y yo tampoco me quiero alejar de él.

—¡For God sake! Ya paren esto —gruñó Brandon, usando sus feromonas del embarazo para neutralizar un poco las de Zully y sacar a su hijo de la "ensonñación hormonal" en la que estaba siendo arrullado. William se espabiló al instante y reconoció que sus padres tenían la razón. Zully gimió cuando sintió que William le obligaba a desenredarle los brazos, pero enseguida William lo consoló, tomando su rostro entre sus manos.

—Vamos a dormir, ¿vale? Estaremos bien. Después de este celo, te sentirás mucho mejor y podrás volver a la escuela. Voy a ganar la competencia de este sábado y en la siguiente fase nadarás conmigo, ¿quieres? Ya no voy a separarme de ti... nunca más.

—¿Nunca más? —jadeó, Zully, sofocado por el calor de su celo.

—Nunca más —aseguró William, colocándole un beso en la mejilla.

Diez minutos después, ambos chicos descansaban uno frente al otro. A pesar del celo, las feromonas de Zully se habían estabilizado tanto que una pequeña dosis de sedante fue suficiente para ponerlo a dormir. A Wiiliam también lo sedaron un poco, porque aunque ni Oliver, ni Brandon ni Leandro les pensaban quitar el ojo de encima, el pobre chico no paraba de lubricar y esa incomodidad no iba a dejarlo dormir sin ayuda. El próximo celo de William iba a ser un verdadero calvario. Si así eran sus reacciones sin estar en calor, con toda esa carga de hormonas encima aquello iba a ser una gran pesadilla.

—Tenemos que hablar con el pediatra acerca de cómo manejar la situación cuando el celo de Will llegue. No pienso dejar sufrir a mi hijo.

—Es verdad —concordó Leandro, mirando a Oliver—. Este tipo de parejas es muy raro que se encuentren, y mucho más, que lo hagan siendo tan jovencitos. No tenemos ninguna experiencia al respecto, pero por lo poco que investigué en estos días, tengo entendido que para un omega que conoce a su "destinado" le es imposible volver a pasar un celo sin ayuda de un Alpha.

—¿Y sería prudente dejar que Zully lo ayude de esa forma? El chico sigue siendo un castillo de naipes.

—No lo sé —suspiró Oliver, respondiendo con una mirada cansada a la pregunta de su esposo—. Solo sé lo que te dije: No voy a dejar sufrir a Will.

Brandon asintió. El próximo celo de William era un momento clave en el camino a su descubrimiento y aceptación. Hacer ese momento más doloroso de lo necesario podría generar una nueva ola de vergüenza, repulsión y rechazo hacia su condición. Era una jodida mierda que tuviera que ser así, pero ni modo. Así era como estaban sucediendo las cosas y tenían que afrontarlo. La idea de que la iniciación sexual de Will tuviera que ser de esa forma tan dramática y extrema era algo que les ponía los pelos de punta, pero no lo podían evitar. En su necesidad de información, ellos también habían hecho sus propias búsquedas y los resultados no habían sido muy alentadores.

Cruel summerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora